miércoles, 30 de septiembre de 2020

CUANDO LA VIDA SE RESQUEBRAJA COMO UNA PARED HÚMEDA, Y CAEN LAS PALABRAS COMO HEBRAS DE UN HILO QUE SE VA ROMPIENDO

 Foto: creaturopa.com

No lo dice ni lo dirá.

No por temor a ser un chivato de sí mismo.

Ni tampoco por el qué dirán los otros.

Tampoco pretende ser un testigo protegido, como en los juicios penales, antes de confesar y denunciarse a sí mismo.

No importa el castigo, la condena a cadena perpetua o la muerte.

Se trata de otra cosa.

No puede expresarlo de ningún modo.

No confesará nada.

Simplemente, no lo dice ni lo dirá

porque es demasiado tarde.

Demasiado tarde para decirlo.

Cuando la vida se resquebraja como una pared húmeda, que ya no es posible reconstruir, y te quedas sin protección, el viento te derrumba y se acaban las palabras.

Caen, inaudibles, las palabras, como hebras de un hilo de voz que se va rompiendo, y ya no puedes siquiera embastar las sílabas. Cuerpo y alma, deshilachados.

Pero siempre tendrás la sangre amorosa de tu parte, advierte una voz. Hables o no hables, digas lo que digas, tendrás la sangre amorosa contigo, a tu favor, declara una voz en el interior de una piedra.


lunes, 28 de septiembre de 2020

UN NIÑO MUERTO EN EL BAÚL

Un niño muerto escondido en un baúl, bajo cosas antiguas: abanicos, postales, juguetes, álbumes de cromos y fotografías. Una de las fotografías -todas en blanco y negro-, de tamaño grande, con un marco de cartulina dorada, retrata la boda de los padres, ambos vestidos con trajes oscuros.

Al fondo del baúl, otro álbum, con el niño muerto escondido. Es una fotografía misteriosa: un pequeño ataúd, que resplandece por su blancura sobre un fondo de cipreses oscuros, como quemados, medio carbonizados.

Es el primer hijo, el hermano muerto, que murió por la escasa atención médica, confundiendo una meningitis con una simple jaqueca de resfriado. Años cuarenta, en un consultorio clínico de Barcelona. Años, en aquella larga postguerra civil, más de muerte que de vida.

En el baúl, dentro de un sobre en blanco, había otra fotografía, borrosa, profética, como él sabría más tarde: una novia muerta, vestida de blanco, yacía en una cama de metal del siglo XIX, según constaba al dorso de la fotografía.

Él nunca pudo averiguar quién era. Tampoco se atrevió jamás a preguntarlo, ni siquiera a su tía abuela, la dulce hechicera, que curaba los celos amorosos de los niños.

La novia muerta, la novia muerta..., repetía él, mirando la fotografía.

sábado, 26 de septiembre de 2020

UN PASEO DE RAMOS EXTENDIDOS

 Foto: J.X.

A causa del fuerte viento de estos días, en el Cementerio marino hay muchos ramos de flores en el suelo, derribados de los vasos metálicos adheridos a las puertecitas de cristal que suelen tener la mayoría de nichos, como protección. Hay tantos ramos tumbados, que forman largos y diversos paseos de flores extendidas.

Hoy, al ir a visitarla a ella, han salido a recibirle rosas blancas y claveles rojos, pétalos desprendidos de los ramos y extendidos hasta la misma entrada a la Isla II, donde se aloja la novia muerta.

(Ha ido a visitarla después de un tiempo de alejamiento, por unos problemas oculares. Ya se lo había advertido alguien: “El exceso de visiones te hará perder de vista el mundo y puedes tropezar con cualquier obstáculo de la realidad cotidiana”.)

En otras ocasiones, en sus visitas al camposanto, había hecho de jardinero y recogía los ramos de flores derribados por el viento (la mayoría de esos ramos suelen ser de flores de plástico o de tela).

Algunos de los ramos, en los nichos más bajos, a ras de tierra, estaban aún en pequeños floreros que los familiares habían traído de casa, floreros ahora tumbados o rotos por el viento.

Otros ramos de los que estaban en el suelo, sin floreros, el aprendiz de jardinero los enderezaba al lado de los nichos más próximos, puesto que, al no constar los nombres en los lazos de los ramos, no sabía a quién podían pertenecer esas ofrendas de flores.

Pero, hoy, eran tantos los ramos tumbados, flores y pétalos extendidos, desprendidos por el viento, que no se ha atrevido a hacer de jardinero, como le habría gustado.

Todo el camposanto era como un paseo de ramos extendidos, como una larga y ancha alfombra de flores de todos los colores, desplegada para el paseo nocturno de las novias muertas, de paso delicado.


viernes, 25 de septiembre de 2020

LA SANGRE QUE NO PUEDE SER DERRAMADA

 Foto: J.X.

Después de tanto hablar y hablar, de tanto discutir en vano en todos los congresos del vacío...

Después de perder el tiempo, después de malgastar días y noches, después de exterminar tantas vidas, alguien pronosticó, tras años y años de abandono, que todo se reducía a una cuestión amorosa.

Una cuestión de sangre amorosa que fluye por las venas y sube al alma.

¿Por qué no todo el mundo, aun disponiendo en principio en su naturaleza de esa sangre amorosa que fluye por las venas e impregna el alma..., por qué no todo el mundo la conserva?

Cuando quería explicarlo, se abalanzaron sobre él y le arrancaron la lengua: creyeron que derramaban su sangre. Se equivocaron de sangre. No era su sangre amorosa. No entendían lo ocurrido.

Los asesinos ignoraban -e ignoran- que la sangre amorosa no puede ser derramada por unas simples manos o cuchillos, ni por ningún otro instrumento, ni con frascos del odio más mortal podrá ser envenenada.

Los asesinos siempre ignorarán que la sangre amorosa alimenta las raíces del bosque de los espíritus, cuyos árboles, plantas, flores y manantiales, al ser cuidados por la delicadeza de las novias muertas, devuelven al mundo la sangre que no se puede derramar, la sangre amorosa.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

NUNCA ES DEMASIADO TARDE

 Foto: J.X.

Dice que tenía una novia. Pero ella le ha abandonado hace unos pocos días. Y ahora está triste, desolado.

En realidad, esa novia no le había abandonado, como revelarán las últimas palabras de este poema.

De todos modos, se han reconciliado al encontrarse en una callejuela solitaria. Él ya no está tan desolado: vuelve a tener novia.

Además, ahora puede decir que tiene otra vez la misma novia.

Ella le ha regalado, para celebrar el reencuentro amororo, unas ramas de laurel fresco, y él le ha correspondido con un pequeño ramo de rosas blancas, que perfumarán el vestido de la novia muerta.


lunes, 21 de septiembre de 2020

LOS FABULADORES

Foto: J.X.

Cuentan los fabuladores del barrio que aquel vecino solitario, pese a su esquivez, había comentado alguna vez que, un poco antes de irse a dormir, pronunciaba tres veces una frase larga.

Y al despertar, lo mismo, aunque ahora la frase pronunciaba tres veces debía ser una frase corta.

Creía que, cumpliendo este ritual, se conjuraban las monstruosidades del ir y venir del día, así como las monstruosidades que soñaba cada noche.

No quiso explicar qué palabras eran las que le producían un efecto más beneficioso.

Una noche, según cuentan los fabuladores, no pudo pronunciar la palabra larga antes de irse a dormir, por confusión, o por el exceso de monstruosidades que había sufrido a lo largo del día y que no le dejaban pronunciar ni una sola palabra más -no creen que la causa fuera el olvido, o que ya no creyese en la magia de las palabras.

A la mañana siguiente, ya no pudo levantarse.

Al parecer, había dejado de respirar al no producirse aquel ritmo habitual de las frases, una de larga por la noche y una de corta al amanecer, palabras que lo ayudaban a soportar el peso monstruoso de los días y las noches. Y murió asfixiado por falta de palabras, según la conclusión del curandero del barrio a quien llamaron de urgencias (era en las primeras décadas de la postguerra, en Barcelona, y en lo barrios populares la gente confiaba más en los curanderos que en los médicos (o les tenían menos miedo, dadas las maneras dictatoriales que practicaban aquellos que tenían alguna autoridad sobre los otros).

Curiosamente, aquella última noche no se extrajo de la boca, por vez primera en su vida, la dentadura postiza que depositaba en un vaso de cerámica con agua y antiséptico “Oraldine”.

El vaso de cerámica, de color azul con dos hojas verdosas esmaltadas, una más larga que la otra, era el precioso regalo de una novia de la infancia, noviazgo que los mayores, intolerantes, rompieron a la fuerza por haberse querido demasiado a escondidas.

Eso cuentan los fabuladores.


domingo, 20 de septiembre de 2020

MEDIA MÁSCARA

 


Al ponerse la mascarilla contra el virus de aquella pandemia que se extendía, letal, por todo el mundo, como si viviéramos en la Edad Media, tenía la oportunidad de ocultar casi la mitad del rostro.

De este modo, los vecinos, no podían ver ya la parte más enjuta de su cara, unas mejillas hundidas.

Ni tendrían ocasión de acusarle de depravación por salir de ronda, cada noche, con la mala compañía de la muerte, que deseaba enamorarlo.

Con trucos de magia y triquiñuelas para cautivarlo, quería la muerte que abandonara aquel bosque donde los espíritus le protegían de sus malas artes.

De vez en cuando, lo enamoraba, lo seducía por unos instantes. Claro que dicen que en esos arrebatos amorosos, pasionales, unos instantes bastan para consumar el acto. Pero él siempre se escabullía, o bien frustraba el acto en el último instante.

Los espíritus cuidaban, además, de la novias muertas, que ellos mismos habían raptado para que reposaran junto al río, escuchando el sonido de los guijarros, y las voces que resonaban en el interior de algunos cantos rodados.

Aquí, la muerte no tendrá dominio*.



*Y la muerte no tendrá dominio, es un verso de Dylan Thomas.

sábado, 19 de septiembre de 2020

FALTA DE LUZ EN TIEMPOS DE LUMINOTECNIA Y RUIDO DESCOMUNALES

 
Él está paseando por el bosque de los espíritus.

Se le acerca un espíritu y le cuenta que, antiguamente, aunque te sintieras muy desesperado, tenías la posibilidad de ver una luz al final del camino, que te alentaba a seguir andando a pesar de los pedregales y charcos de los caminos.

Pero en estos tiempos de abundancia exagerada y penuria general, todo está escandalosamente iluminado, tanto, que deslumbra con sus focos potentes y no puedes ver ninguna luz clara al final del camino. Y si por suerte un día vislumbras una, resulta ser, para colmo, una luz engañosa, advierte el espíritu. En tiempos de iluminación despilfarrada, se apaga la luz al final del camino y andamos a ciegas.

Falsa “a todas luces” (valga la humorada en estos tiempos tan poderosa y brutalmente iluminados, que todo lo oscurecen). Deslumbrados en plena noche, ya no sabemos qué es mejor, si reír o llorar), dice él.

O las dos cosas a la vez, como en la tragicomedias, responde el espíritu del bosque.

viernes, 18 de septiembre de 2020

HISTORIA DEL CINTURÓN

 Foto: J.X.

Ha ido al armario a buscar un cinturón, no para colgarse, como diría un humorista siniestro, sino para atarse mejor los pantalones.

El que ha utilizado hasta hoy le va grande, por falta de ojales, y se le caen los pantalones. Por otro lado, no está acostumbrado a la moda, para él incómoda, de los pantalones anchos de cintura y caídos.

Buscando, buscando, ha encontrado uno que tiene más ojales para abrocharlo y comprueba que se le ajusta bien, con ojales de sobras. Es un cinturón confeccionado por un amigo italiano, artesano del cuero, a quien ella conoció cuando ambos se dedicaban a la venta ambulante. Él vendía -vende aún en un puesto fijo, legal, en el puerto y en ferias-, además de cinturones, bolsos, pulseras, collares, carteritas, llaveros... Ella era encuadernadora, artesana del papel, y elaboraba dietarios, papel estampado, marcos de fotografía, archivadores, teatrillos para marionetas...

Pues bien, este nuevo cinturón hallado en el armario era un cinturón de la novia muerta, que siempre tuvo una cintura más fina que la de él.

En consecuencia, como diría también el humorista siniestro, ahora el solitario se ata los pantalones con un cinturón de la novia muerta.


jueves, 17 de septiembre de 2020

EL CASO MISTERIOSO DEL CAMINANTE SOLITARIO

Foto: J.X.

Andaba tanto...

No paraba de caminar.

Pero andaba por casa, sin salir de casa desde hacía tiempo.

Arriba y abajo, por el pasillo de casa, hasta que cayó muerto.

Unos dicen que murió de fatiga, por culpa de tanto paseo casero.

Otros sugieren que murió de abandono, de ausencia, de caminar en solitario, dando vueltas y más vueltas por un lugar cerrado.

Pero había uno, que lo conocía desde la infancia, que aseguraba que no caminaba solo por la casa.

Los vecinos que vivían debajo de su piso, afirmaban que únicamente se oían las pisadas suaves de una persona, y eran las de él, inconfundibles. No había nadie más andando por ese piso.

El amigo de la infancia sonreía, no tenía ganas de discutir.

Sabía con quién andaba el caminante solitario, los dos “andarines de su órbita”, caminando sin hacer ruido, como si ya no pisaran este mundo.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

MALAS CAÍDAS DE CIRCO

 Foto y miniatura: J.X.

Aunque en apariencia se diría que era una pareja equilibrada, acostumbrada a caminar por el hilo de alambre del circo donde trabajaban, a una considerable altura y sin red en la pista, la verdad es que cada día les era más difícil actuar y mantener el equilibrio.

Ella tenía restos de todo el amor del mundo en los dedos y sabía extender bien los brazos y las manos, con soltura y elegancia, y toda ella se volvía más alada, más ligera al andar sobre el hilo de alambre.

Pero él, al tener restos de toda la tristeza del mundo en la boca, aumentaba el peso que sostenía el alambre y acababa por desequilibrarlos y hacerlos caer en la pista de arena. A causa de todo ese peso, de toda esa tristeza que él acumulaba, pronto sufrieron espectaculares caídas, y ambos -él cojeaba mucho más que ella- fueron despedidos un día del mundo del circo.

El circo necesitaba artistas aladas y ligeras como ella, pero no funambulistas cargados de peso como él -que su delgadez congénita disimulaba-, les dijeron, ofreciéndole a ella, sin embargo, la oportunidad de seguir actuando, pese a cierta cojera. Ella no aceptó la oferta: se había mal acostumbrado a la caídas que él provocaba, y, además, le quería, respondió, sin dar más explicaciones.

Se fueron cogidos de la mano, ambos cojeando y haciendo acrobacias por la calle, a su manera, como forma de despedida del mundo profesional del circo.

Pero serían funambulistas siempre, hasta que llegara la caída fatal, se dijeron.

Actuaban en la calle y en fiestas populares de pueblos y ciudades, e insistían en poner el hilo de alambre a una altura considerable, sin red protectora alguna.

Ella se mató al hacer un equilibrio improvisado para salvarlo a él de otra de sus frecuentes caídas. Ambos cayeron. Ella murió al golpearse la cabeza contra el suelo. Él sobrevivió, más cojo y con todo el peso de la tristeza en la boca.

Desde entonces, abandonado y vagabundo, iba cojeando por calles solitarias, sosteniéndose apenas sobre un alambre colocado a una altura aproximada de medio metro, en el que realizaba equilibrios ridículos, mínimos, como si fuera un niño. Representaba payasadas y tocaba el saxofón mientras andaba sobre ese alambre como si fuera a caerse, para divertir al público de aquellas plazas de los pueblos y de los barrios bajos de las ciudades.

Cojeando y con una copa de más, murió arrollado por varias bicicletas eléctricas de unos turistas que corrían por una calle peatonal.


lunes, 14 de septiembre de 2020

LA PREGUNTA

Foto: J.X.

¿Qué buscaba, que intentaba hallar vagando así por las calles, si, como decía él, ya no quería ni buscaba nada?, preguntaban algunos.

Algo buscaría, responde alguien.

Sí, pero, ¿qué?, responde otro.

Nunca lo sabremos, contestan algunos.

Se dice que una vez preguntó en un bar que está cerca de su casa, si habían visto pasar por allí a una novia muerta, pues esperaba una nota de ella explicándole el motivo del abandono. La señora del bar, perpleja, un poco asustada, le preguntó con amabilidad: ¿A qué abandono se refiere? Y él, sin inmutarse, contestó: “Hablo del abandono en que me ha dejado la novia muerta”.

Entonces, la señora del bar, disimulando, dijo no saber nada del asunto, abrió el grifo y se puso a lavar unos vasos. Él salió del bar, cabizbajo, sin hacer más preguntas. Qué horror, ¿no?, cuenta uno de ellos.

Era un alucinado. Había abusado demasiado de visiones y metáforas, distanciándose de los vivos y tratando a diario con los muertos. Y al final acabas mal, merodeando de mala manera de aquí para allá, sin buscar nada concreto, nada propio de la vida. Cada día más solitario por las calles, invocando a los espíritus, ya más muerto que vivo, opinaba otro de los vecinos, que escribía versos los días de fiesta.


EL DESALOJO DE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS

 Foto: J.X.

No tenían cada propia.

Vivían en un piso de 60 metros cuadrados, con un balcón y una ventana, ambos llenos de macetas de flores.

Era un piso de alquiler, de renta baja y contrato antiguo (mal denominado “indefinido”), pero no se sentían tranquilos en aquella casa. Ya habían intentado desalojarlos hace años, acosándolos mediante averías constantes, interminables (o provocadas) en los depósitos de agua de la finca. Con lo cual se veían obligados a ir a buscar agua a la fuente de una plaza, trajinando cubos de agua arriba y abajo por la calle y la escalera (un viejo edificio, sin ascensor). Gracias a las denuncias de los escasos vecinos (la casa tenía entresuelo y cuatro pisos, uno por rellano) habían conseguido, por fin, que instalaran el agua corriente, y dejaron de ser trajinantes de agua pública, como aquellos “aguadores” de antaño.

Pero ahora, con la ausencia de la novia muerta, y solo, la casa le parecía más extraña y ajena que nunca. Otra vez se repetía la historia: esa casa no era su casa.

Lo mismo le ocurría a ella, según le contó un espíritu bajo lo soportales de un Paseo. Los funcionarios del cementerio querían trasladar a la novia muerta, desalojarla, e instalarla en otra estancia. En un sitio escondido del cementerio que él no pudiera descubrir, y así ya no brindarían más con un botellín y unas copas de champán, como venían haciendo.

Ninguno de los dos, pues, tenía casa propia, ni antes ni ahora. Esta fue la causa determinante del rapto de la novia muerta por los espíritus, que la trasladaron a su bosque secreto para que él pudiera visitarla y brindar con ella siempre.

"Siempre. Más allá del fin de los tiempos, donde resplandecerá la sangre amorosa, sin que nada ni nadie pueda derramarla en ningún tiempo, en ningún espacio. Será la casa propia de cada uno y de todos", concluyó el espíritu.

(Bajo los soportales, a poca distancia de donde se le había aparecido el espíritu para informarle del desalojamiento de la novia muerta, dormía profundamente un vagabundo, entre cartones, que le cubrían medio cuerpo y dejaban al desnudo los pies, que pese al frío nocturno no llevaba calcetines. Observó que del dedo grueso del pie derecho colgaba una mascarilla anti-viral, y se lo comentó al espíritu.  

"El vagabundo también tendrá casa propia, pero no aquí, en esta maldita e injusta tierra, sino en un espacio separado del mundo y del universo en el que estamos, como predice otro espíritu del bosque: En aquella franja finísima que da a otro universo, cuidado por la sangre amorosa”, añadió el espíritu, antes de regresar al bosque.

De donde nadie será desalojado, pensaba él, mientras subía la escalera de la casa extraña, ajena, aunque esta vez volviendo con más sosiego gracias a las palabras iluminadoras del espíritu.)


domingo, 13 de septiembre de 2020

MANIFIESTO ESPIRITUAL PINTADO EN EL MURO DE UN JARDÍN CERRADO

J.X.: Foto

Vendrá la sangre amorosa y se abrirán las puertas de este jardín.

Todos los que hayan sido tocados por la sangre amorosa serán invitados a entrar.

¿Y aquellos que no hayan sido tocados por la sangre amorosa?

Nadie será excluido de la entrada al jardín, excepto quienes hayan humillado y derramado la sangre amorosa de los otros.

Serán derribados los muros y nunca más se cerrarán las puertas del jardín.

Un jardín abierto al infinito por la sangre amorosa.

sábado, 12 de septiembre de 2020

“SE BUSCA” (Aviso redactado en prosa poética por el funcionario rapsoda)

 Foto: J.X.

Se busca a novio vagabundo que transgredió las normas, las buenas costumbres y el respeto debido a la tierra sagrada, al introducir furtivamente en el cementerio, en más de una ocasión, un botellín y dos copas de champán, que escondía en un bolsa entre manojos de flores y ramas de laurel. Llevaba acabo tal infracción con el propósito, impúdico e irreverente, de celebrar un brindis con la novia muerta, sin duda ella también de hábitos poco recomendables en la vida y en la muerte.

A pesar del silencio y la discreción con que se movía por el recinto funerario y celebraba los mencionados brindis, una mañana fue descubierto y denunciado por una familia que visitaba los monumentos funerarios y las ruinas del viejo cementerio.

Todo el personal puesto en alerta en días posteriores, el transgresor, no obstante, consiguió eludir, no se sabe cómo (quizá disfrazado de turista y con barba postiza), la trampa que los funcionarios le habían tendido. Finalmente, un sábado estuvo a punto de ser detenido, pero consiguió evadirse del recinto corriendo entre la tumbas y encaramándose a un ciprés, cuyas ramas colgaban fuera del muro y daban a la calle, por donde huyó.

Es opinión general del comité de funcionarios, que ese novio vagabundo e irreverente no ha vuelto desde entonces a cruzar el cementerio. Por si acaso y como medida cautelar, la novia muerta ha sido traslada a otro alojamiento.

Se agradecerá la colaboración ciudadana.

Quien facilite noticias del transgresor será recompensado con el título de propiedad de un nicho durante 15 años, prorrogables, y sin gastos de mantenimiento.

viernes, 11 de septiembre de 2020

UNA CITA SECRETA

 Foto: J.X.



No puede ir, no puede asistir, les dice, y se disculpa.

Una excusa. Porque no le espera nadie en otro sitio, en realidad.

Ni en su casa ni en ningún lugar. No le espera nadie -piensa, mientras saluda otra vez a los amigos y se aleja calle abajo

Cree, sin embargo, que alguien le espera, en algún lugar que todavía desconoce. En algún lugar, seguro que le esperan.

Está desmejorado. Que se desmejore el cuerpo, no significa que también se desmejore el alma.

A veces, es verdad, se corresponden y se desmejoran ambos al mismo tiempo, cuerpo y alma.

Pero no es éste su caso, de momento -piensa, mientras sigue alejándose cada vez más de cualquier sitio, de cualquier encuentro, imaginando que llegará un día a ese otro lugar, un lugar desconocido, donde sin duda habrá alguien que le estará esperando.

Por eso lleva siempre unas flores en la bolsa, por si acaso descubre el lugar de la cita al doblar una esquina, de manera súbita, sin tiempo para comprar unas flores.

Es el inconveniente de una cita indeterminada, sujeta al azar. 

Una cita secreta.

jueves, 10 de septiembre de 2020

EL CASO DE UN PESO MUERTO, Y EL ASCENSOR

 Fotos: J.X.

Ahora no arrastraba los pies. Empezó a cojear.
Si le preguntaban, explicaba que a veces sentía una mayor ausencia en la pierna derecha, como si la tuviera medio amputada, y esto le hacía cojear.
Algunos vecinos se burlaban de esta excusa, de esta pretendida ausencia en la pierna, y decían que lo que en realidad llevaba era un peso muerto, disimulado. Una especie de ortopedia casera que él mismo se había fabricado y adaptado, pero no en la pierna derecha, sino dentro del zapato del pie izquierdo: quería aparentar que era más alto que sus vecinos, sobre todo al coincidir en el ascensor. Por lo tanto, era esto: un simple problema de coquetería, lo que le hacía andar cojo. Lo cierto es que durante un tiempo subía a pie por la escalera hasta el cuarto piso, donde vivía, para evitar los encuentros en el ascensor. Seguro que en su casa, lejos de las miradas, anda normal y no cojea en absoluto, afirmaban.
¡Vete a saber lo que habrá hecho en su vida para sufrir ahora tales tormentos!”, exclamaban los más religiosos y suspicaces.
Todo eran habladurías, sin embargo. Nadie sabía, a ciencia cierta, qué peso muerto o qué ausencia le aquejaba. Tampoco sospechaban si alguien podía alojarse en su cuerpo y hacerle andar así, desequilibrado, cojeando, como si arrastrara un peso muerto dentro.
¿Acaso el abandono de un novio, o el pesar por una novia muerta, y no la desesperación absurda por ser más bajo que ellos, sus vecinos?
Sólo la sangre amorosa conocía la verdad oculta de ese peso. Pero no la revelaba.
La sangre amorosa no perdía el tiempo con las habladurías de los vecinos.
Ella reducía aquel peso con un filtro mágico que obtenía del bosque, serpenteando, deslizándose entre unas hierbas silvestres, secretas, que, sin ser arrancadas ni hervidas, segregaban una substancia que luego había que destilar con gotas de sangre amorosa. 


miércoles, 9 de septiembre de 2020

UNA HOJA DEL DIARIO ÍNTIMO DE LA SANGRE AMOROSA, ESCRITA EN UNA CUEVA DEL BOSQUE


Foto: J.X.

La sangre amorosa estigmatiza la piel.
No humedece las manos, ni se reseca en los puños de las camisas. Ni se detiene con la muerte.
La sangre amorosa empapa a la muerte como si fuera ropa usada, pero no se detiene allí, en los límites húmedos del cuerpo que ha sido robado por la muerte. No atiende a las reclamaciones que hace ésta, la muerte, persiguiendo a la sangre amorosa.
Pero la sangre amorosa sigue fluyendo, sin derramarse en la huida.
Asciende y desciende. Volverá, y penetrará a escondidas en las heridas más hondas y mortales del corazón. Lo rescatará, cosiendo los desgarros del alma.
Sin derramarse, continuará fluyendo. Sin derramarse ni perderse.
No se para nunca, no puede ser detenido el amor que late en la sangre amorosa, porque ella no se derrama ni se pierde como las otras sangres, las de vida y muerte.
Gotea, sí, sobre las calles, también en los bosques y en los ríos, gotea, pero no se derrama, no desaparece en el mar. No es sangre que se derrame y manche los cuerpos y la tierra. La sangre amorosa no se pierde matando sangre.
No es sangre vertida por la enfermedad o por la maldad.
No es la sangre que se escapa del cuerpo, reseca en la tierra, extraviada en el mar. Si derraman la sangre del cuerpo, fluirá más viva la sangre amorosa, más allá de la vida, más allá de la crueldad y la muerte. Es sangre furtiva que nada ni nadie puede detener ni matar.
La sangre amorosa no puede ser derramada.
A pesar de las heridas más profundas, ninguna muerte, ninguna crueldad, con sus cuchillas tan afiladas y traidoras, tendrá dominio para derramar nunca la sangre amorosa.



martes, 8 de septiembre de 2020

UN PANFLETO ENCONTRADO EN EL SUELO


Foto: J.X.

Hay una voces de sangre amorosa sumergidas en el mar, ocultas bajo la tierra, dentro de los troncos de los árboles y entre las raíces de las flores, que hablan y no son oídas, y se las lleva el viento al desierto del silencio.
Son voces que, sin embargo, aguardan y se manifestarán un día a voz en grito, si no son pronto atendidas.
Aunque tal vez ya será tarde para aquellos desesperados, y otros necesitados y marginados desolados, que no podrán esperar más tiempo a que esas voces de sangre amorosa sean oídas, y escuchadas con atención por el mundo.
Pero la sangre amorosa tiene muchas voces -y recursos muy delicados, pero agitadores de cuerpos y almas-, y quizá aún haya esperanza de que puedan ser escuchadas, antes del final de la representación de la crueldad.

lunes, 7 de septiembre de 2020

ESCRITO EN UNA PARED CON SPRAY VERDE

Foto: J.X.
Toda la tristeza del mundo
puede caber aquí,
en un rincón de pared abandonada,
húmeda, más desconchada y solitaria
por estas palabras.

domingo, 6 de septiembre de 2020

EL CASO MARAVILLOSO DE LAS FLORES MARCHITAS QUE NO SE MARCHITABAN JAMÁS


Dibujo y fotografías: J.X.
Alrededor de ciertos árboles, hay unas flores disimuladas, falsamente marchitas, que atraen la sangre amorosa de las novias muertas y la transforman en un delicado perfume.
Es decir, se hacen las marchitas, para que a nadie se le ocurra hacer un ramo de flores con ellas.
Así, de este modo, pueden seguir ahí, menospreciadas por el capricho humano de hacer un ramo. Disimuladamente marchitas junto a los árboles, atrayendo la sangre amorosa de las novias muertas y perfumando todo el bosque.
Sin que nadie sepa de dónde procede esa delicadeza, esa esencia de flor, misteriosa, que sube de la tierra, ¿de qué flor?, y se expande más allá del bosque y de las montañas.
El aroma de esas falsas flores mustias -que no se marchitan ni se marchitarán jamás-, llevarán la sangre amorosa de las novias muertas hasta el olor del mar, y ambos se fundirán y se esparcirán en el aire, hacia arriba, hacia un espacio desconocido, sin nombre.



sábado, 5 de septiembre de 2020

LA BRUTALIDAD DE LOS DÍAS


Foto: J.X.


En aquel mundo brutal, civilizado pero desalmado, ya sólo quedaban unas pocas reservas de ternura y delicadeza.
La brutalidad de los días lo reducía todo a cenizas.
Arrasados pueblos y ciudades, incendiaron bosques y selvas, envenenaron ríos y mares.
La brutalidad de los días mataba a los vivos y volvía a matar a los muertos.
Pero había tanta sangre derramada, que ésta se levantó como una ola colosal, ilimitada, que purificó las aguas envenenadas y detuvo el fuego exterminador.
Era la sangre amorosa.
Mientras tanto, en un lugar remoto de la tierra, bajo unas rocas partidas por los relámpagos, y disimuladas bajo los árboles carbonizados y las flores quemadas, continuaban enraizadas aquellas escasas reservas de ternura y delicadeza, como un pequeño tesoro oculto de sangre amorosa. Lo custodiaban todos aquellos que sobrevivieron a la barbarie, y todos los muertos que se incorporaron para vigilar a los vivos bárbaros, desalmados.
En el bosque de los espíritus, también estaban atentas y vigilaban todas las novias muertas, dispuestas a morir otra vez para que no se derramara aquel resto de sangre amorosa atesorada.

viernes, 4 de septiembre de 2020

OTRA SANGRE, OTRO MUNDO


Foto: J.X.

Todas las palabras se reúnen en el desierto y dejan de hablar.
El clamor del silencio levanta una tormenta de arena que arrastra a todas las palabras hacia un límite desconocido.
Al cabo de un tiempo, desde un lugar remoto, que no es el cielo, cae una lluvia fina, pertinaz, que durante meses moja toda la tierra con nuevas palabras.
Se reúnen en el desierto y hablan, las nuevas palabras.
Los cuerpos, las almas y los espíritus lo celebran organizando un baile ritual, con música de acordeón. Un acordeón solo en el escenario, cuyas melodías dignifican la sangre derramada y quitan el polvo de todos los rincones del planeta.
Salen también a bailar los novios y las novias muertas con los novios y las novias que aún viven.
No salen a bailar y se mantienen al margen, taciturnos, rencorosos, los malos novios y novias. Están ocupados limpiando las últimas manchas de sangre del suelo y recogiendo el polvo de los rincones. En todo caso, vendrán más tarde, si quieren.
Entonces, una vez limpiadas y curadas las heridas, sí que podrán participar todos del nuevo baile ritual.

De pronto, cambia todo el escenario. Es otro mundo. No de sangre derramada. Es otra sangre, una sangre amorosa.
(Aquí no cae el telón: no es un teatro.
Ni tampoco despiertas: no es un sueño.
Es otro mundo: el mundo de la sangre amorosa.)


jueves, 3 de septiembre de 2020

PUNTOS DÉBILES


Foto: J.X.

¿Hasta dónde llegarán...?
¿Hasta dónde alcanzarán...?
¿Acertarán al disparar?
Es verdad que tenía demasiados puntos débiles en el cuerpo, y en el alma todavía más.
Por mucho que disimulara por las calles, por mucho que se evadiera de los caminos, tarde o temprano le alcanzarían y darían en el blanco.
Tenía demasiados puntos débiles.
Arrastra los pies, su alma va rasando el suelo como si barriera las calles sucias de la ciudad, y levanta el polvo de atajos y senderos por donde es inútil huir.
De ven en cuando, encuentra en el camino ramas y flores que lo empujan hacia arriba, como si recibiera un golpe de aroma y de viento favorable.
Sigue..., sigue... ascendiendo, dando giros y vueltas, bajando y subiendo otra vez.
Pero es en vano.
Aciertan, cae abatido.
Tenía demasiados puntos débiles.
Llevaba dentro los restos de la novia muerta, que fue abatida tiempo atrás por los perseguidores de los puntos débiles.
Quien rastree las huellas de las calles, senderos y atajos, hallará una flor marchita, pero viva, en cada huella.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

LOS TENTÁCULOS MONSTRUOSOS


Foto: J.X.

Los tentáculos monstruosos del abandono y la ausencia se extienden, se prolongan con tal brutalidad. más allá de todos los caminos, que sin duda te capturarán de nuevo, por mucho que los espíritus te protejan y te escondan en un lugar secreto del bosque
Pero llegará un punto, un límite misterioso, un punto vacío, en el que, haciendo un esfuerzo que te hará sangrar, el instante del dolor se aliviará hasta desaparecer y se convertirá en un instante de eternidad.
Un refugio sin puertas ni paredes, un refugio en un espacio mágico desde donde poder contemplar la bondad y la belleza, y todo aquello que ahora es tan difícil o imposible de contemplar.
Y entonces serás liberado y podrás escapar para siempre de los tentáculos de cualquier monstruo.

Desde un lugar oculto entre los árboles, suena la esperanza de un acordeón en el bosque de los espíritus.

martes, 1 de septiembre de 2020

TRAVESÍA EXTRAVIADA HACIA LA LUZ


Foto: J.X.

Oculta a primera vista, sobresale en un sendero, escarpado por las lluvias torrenciales, la rama diminuta de un arbusto que señala por dónde hay que dar la vuelta y seguir para llegar al lugar de luz.
Una rama que indica ese lugar iluminado del bosque, reservado, sobre todo, para los seres desesperados, abandonados, que se han extraviado entre la frondosa oscuridad de los caminos sin salida amorosa.
Que suelen ser de una gran crueldad al final de la travesía, cuando el desesperado, que ahora entiende por fin su abandono, se golpea el alma hasta desgarrarla contra la salida cerrada de la frondosa oscuridad.
Sólo entonces, haciendo un último esfuerzo, un esfuerzo mortal, cabe la posibilidad de vislumbrar, a un lado del camino cruel, la pequeña rama iluminada de un arbusto, oculta a primera vista, que señala un lugar de luz, a lo lejos.
Un lugar donde recuperar los trozos de cuerpo y de alma maltratados, malheridos por el filo de la desesperación y el abandono, durante la travesía extraviada por caminos crueles, caminos sin salida amorosa.