Cuando
las leyes van contra el sentido común y la justicia humana, ¿son
legítimas?, pregunta el politólogo del barrio.
Recordemos que las leyes no son legisladas por los jueces, sino por los parlamentarios, que aquí todo el mundo confunde a todo el mundo, advierte la fiscal del barrio.
La alemania nazi, el fascismo, el comunismo soviético y el franquismo tenían también su cuerpo jurídico, sus leyes y constituciones, pero ¿aquella legalidad era legítima?, pregunta la hermana del informático.
Vale, pero aquí legislan unos diputados que han sido elegidos democráticamente, como los del PP y todos los demás,apunta la cuñada del dentista.
Pues a la mayoría de esos diputados yo los he votado sin conocerlos, en listas cerradas por los partidos, comenta la sobrina de la peluquera.
Votar a ciegas, nos lleva a una democracia ciega, que pone a la "legalidad a ciegas" por encima de la legitimidad, y de ahí al totalitarismo sólo hay un paso, como ha ocurrido y ocurre en muchos países, comenta la nieta del anarquista pacifista.
Cuando las leyes van contra el derecho natural y el sentido común, deberían ser anuladas, y legislar de nuevo unas leyes que sean justas y legítimas, dice la hija de la bibliotecaria.
"Hecha la ley, hecha la trampa", dice el refrán, comenta la vidente del barrio.
"La ley del embudo: / lo estrecho para otros, / lo ancho para uno" , recita el poeta romántico.
Cada uno arrima el ascua a su sardina, y así no hay quien viva, indica la sobrina de la peluquera.
Todo es monólogo y decorados de cartón piedra, como en el teatro, dice el humorista del barrio.
¡Unos calamares a la romana y una cerveza no son teatro ni fantasía!, exclama la dueña del bar.
¡Y además son legales y legítimos!, contesta el humorista.
Recordemos que las leyes no son legisladas por los jueces, sino por los parlamentarios, que aquí todo el mundo confunde a todo el mundo, advierte la fiscal del barrio.
La alemania nazi, el fascismo, el comunismo soviético y el franquismo tenían también su cuerpo jurídico, sus leyes y constituciones, pero ¿aquella legalidad era legítima?, pregunta la hermana del informático.
Vale, pero aquí legislan unos diputados que han sido elegidos democráticamente, como los del PP y todos los demás,apunta la cuñada del dentista.
Pues a la mayoría de esos diputados yo los he votado sin conocerlos, en listas cerradas por los partidos, comenta la sobrina de la peluquera.
Votar a ciegas, nos lleva a una democracia ciega, que pone a la "legalidad a ciegas" por encima de la legitimidad, y de ahí al totalitarismo sólo hay un paso, como ha ocurrido y ocurre en muchos países, comenta la nieta del anarquista pacifista.
Cuando las leyes van contra el derecho natural y el sentido común, deberían ser anuladas, y legislar de nuevo unas leyes que sean justas y legítimas, dice la hija de la bibliotecaria.
"Hecha la ley, hecha la trampa", dice el refrán, comenta la vidente del barrio.
"La ley del embudo: / lo estrecho para otros, / lo ancho para uno" , recita el poeta romántico.
Cada uno arrima el ascua a su sardina, y así no hay quien viva, indica la sobrina de la peluquera.
Todo es monólogo y decorados de cartón piedra, como en el teatro, dice el humorista del barrio.
¡Unos calamares a la romana y una cerveza no son teatro ni fantasía!, exclama la dueña del bar.
¡Y además son legales y legítimos!, contesta el humorista.