El ex-socio en paro de un ex-editor, que publicaban a novelistas postmodernos de la experiencia gastada, a poetas desnatados, cremosos o enriquecidos con sandía y melocotón, a divulgadores del impacto de la mística en las poéticas de la vanguardia, y a ensayistas de la mecánica cuántica en la tradición oral de las nuevas tecnologías, este ex-socio en paro, decíamos, anda resentido por el barrio y está repartiendo octavillas contra todo el mundo, vivos y muertos.
La octavilla de esta semana satiriza a los críticos literarios españoles y nos previene contra sus elogios, que pueden destruir a cualquier escritor principiante. Y dice así:
"La gran mayoría de críticos españoles se sirven de un sistema unánime de valores estéticos, etéreos, que elogian siempre, sin mesura y sin ningún género de dudas, a los mismos novelistas, ensayistas y poetas, ya consagrados por ellos mismos o bien por otros semejantes en épocas anteriores. Sin apuntar el más mínimo defecto o reproche a sus obras, de atributos inmaculados, dicen, como si hablaran a destiempo de los atributos de los dioses de un nuevo Olimpo, y fuera imprudencia y desdoro señalar que nadie es perfecto. Y sin olvidar, por otra parte, las excelencias diamantinas de aquellos debutantes bien apadrinados.
Y, cuando quieren aparentar heterodoxia, señalan en cursiva los excesos de un desconocido, sin padrino ni Editorial omnívora.
O aconsejan saltarse a la torera al viejo verde de James Joyce o al jurista pesado de Kafka, y pararse, en cambio, en las deliciosas novedades técnicas y gastronómicas de la alta cocina de Enrique Vila-Matas, Soledad Puértolas o Javier Marías, o en la frase cervantina, más salpimentada, de Juan Goytisolo y Luis Landero, o en el verso deslocalizado e intertextual del viajante Fernández Mallo..., si uno quiere escribir una buena y suculenta novela o poemario cabal para el menú de hoy mismo, viandas dignas de un Ferran Adriá, más allá del menú casero del día, afirman contundentes y quizá convencidos (en el mejor de los casos).
O aconsejan saltarse a la torera al viejo verde de James Joyce o al jurista pesado de Kafka, y pararse, en cambio, en las deliciosas novedades técnicas y gastronómicas de la alta cocina de Enrique Vila-Matas, Soledad Puértolas o Javier Marías, o en la frase cervantina, más salpimentada, de Juan Goytisolo y Luis Landero, o en el verso deslocalizado e intertextual del viajante Fernández Mallo..., si uno quiere escribir una buena y suculenta novela o poemario cabal para el menú de hoy mismo, viandas dignas de un Ferran Adriá, más allá del menú casero del día, afirman contundentes y quizá convencidos (en el mejor de los casos).
También recomiendan prevención poética y no indigestarse demasiado con T. S. Eliot y otros de igual calaña, y ocuparse a fondo de bucear en las aguas espiritadas de José Ángel Valente, o bien reparar en las iluminaciones frías de Antonio Gamoneda.
También nos invitan calurosamente a los nuevos alumbramientos refulgentes, resplandecientes, fulgurantes y fotogénicos de Paul Auster y familia (un poco de turismo exótico siempre va bien), o bien aconsejan deslumbrarnos con el último fogonazo de Gimferrer ( sin previa prevención contra el fuego).
Además, nos recomiendan apuntarnos sin falta al próximo finde (fin de semana), más local, que nos han preparado Luis García Montero y Almudena Grandes, ya que es "mejor españolear para no gastar más de la cuenta en época de crisis", dice uno del barrio.
También nos invitan calurosamente a los nuevos alumbramientos refulgentes, resplandecientes, fulgurantes y fotogénicos de Paul Auster y familia (un poco de turismo exótico siempre va bien), o bien aconsejan deslumbrarnos con el último fogonazo de Gimferrer ( sin previa prevención contra el fuego).
Además, nos recomiendan apuntarnos sin falta al próximo finde (fin de semana), más local, que nos han preparado Luis García Montero y Almudena Grandes, ya que es "mejor españolear para no gastar más de la cuenta en época de crisis", dice uno del barrio.
¿Por qué?, preguntan algunos del barrio. ¿Acaso un exceso de celo patrio y pureza restauradora de las antiguas vírgenes? ¿Tal vez amor a la tierra y a la denominación de origen que los vio nacer?
Vigilad, pues, prestad atención, novelistas, poetas, ensayistas y divulgadores en la edad de la inocencia, no os dejéis corromper por esos halagos y perlas de bisutería cuando un día, consagrados ya o debutantes bien apadrinados, os digan que en vuestra obra no hay defecto alguno ni joya falsa que destaque, ya que, os lo dice un ex-socio en paro de un ex-editor, sólo buscan vuestra perdición".
Vigilad, pues, prestad atención, novelistas, poetas, ensayistas y divulgadores en la edad de la inocencia, no os dejéis corromper por esos halagos y perlas de bisutería cuando un día, consagrados ya o debutantes bien apadrinados, os digan que en vuestra obra no hay defecto alguno ni joya falsa que destaque, ya que, os lo dice un ex-socio en paro de un ex-editor, sólo buscan vuestra perdición".