Pregunta
la dueña del bar si hacen tortillas a la francesa en el bar del
Congreso de los Diputados.
El politólogo del barrio dice que lo
ignora.
Interviene la cuñada del dentista y responde: Déjese de
tortillas a la francesa, y pida un buen pincho de tortilla
española.
¿No será anticonstitucional la tortilla a la
francesa?, pregunta la nieta del anarquista.
Cuidado, cuidadito,
que la tortilla a la española tiene “denominación de origen,
advierte la fiscal del barrio.
La hermana del informático lee en
el móvil una receta de tortilla francesa, del chef Karlos Arguiñano: Pon una cucharadita de aceite a calentar en una sartén,
extiéndelo de forma que la base quede bien impregnada. Cuando esté
caliente, vierte los huevos batidos, remuévelos un poco y espera
unos 15 segundos hasta que empiecen a cuajarse, en ese momento, con
cuidado y suavidad, dobla la tortilla por la mitad y sirve. Si te
resulta más fácil, puedes enrollarla por los 2 extremos, de forma
que te quede como un rollito de tortilla. No desesperes si no te sale
bien a la primera. La práctica mejora los resultados.
Si en el
bar del Congreso de los Diputados conocieran la tradición catalana
de la tortilla a la francesa y la probaran, podrían entender mejor
las peculiaridades culinarias de los huevos a la catalana, sugiere la
okupa del barrio.
¡Por favor, un respeto para la tortilla
española, con patata y cebolla!, exclama la cuñada del dentista.
¡A
ver si aún vamos a entrar en desacato a la tortilla!, bromea la
sobrina de la peluquera.
En mi juventud escribí dos elegías a
las tortillas que preparaba mi madre, recuerda el poeta romántico.
Es
recomendable y enriquecedor para el paladar cambiar de tortilla de
vez en cuando y probar otras formas de tortilla, diferentes
combinaciones de huevos y otros ingredientes, indica la dueña del
bar.
¡Entonces, una de atún a la francesa y pan con tomate!,
pide el humorista del barrio.
¡Marchando una de atún Massó,
huevos de Olot, aceite Borges Blanques y pan con tomate de Sant Boi!,
exclama la dueña del bar.