Javier
Pérez Andújar llegó al Saló de Cent, del Ajuntament de
Barcelona, flanqueado por Ada Colau y Silver, que no es una moto
Vespa ni una bicicleta inglesa, sino Plata, el caballo blanco de "El
Llanero Solitario" (algunos lo vimos virtualmente, es decir, en
una pantalla, desde la Sala del Bon Govern -con un mural de Josep
Obiols-, anexo al Saló de Cent, que ya estaba abarrotado de
gente).
El pregonero descabalgó, salió de la viñeta del tebeo y
nos saludó:
"Bona tarda, bonsoir, buenas tardes y felices
fiestas de la Mercè a todas las autoridades, a toda la gente sin
autoridad y
a todos los desautorizados en general”.
A
continuación, abrió el kiosco y colgó de unas cuerdecillas los
ejemplares deslumbrante de los tebeos ("Pulgarcito", "Tío
Vivo", "TBO", "El Capitán Trueno", "El
Jabato"...), semanarios y revistas mensuales (desde "L'Esquella de
la Torratxa", "El Be Negre" y "Serra d'Or" a "Fotogramas", "El Ciervo", "Ajoblanco", "El Víbora", "Camp de l'Arpa", "Makoki", "Quimera"...), sin faltar los cuadernos semanales de Adivinanzas, Crucigramas, Pasatiempos y otros "rompecabezas".
Todos los ejemplares prendidos con pinzas de madera, todos
“tendidos”, como dijo el escritor, para ser avistados por niños
piratas y personas mayores tocándose el bolsillo roto, antes de comprar
alguno, si era posible, y mirarlo y leerlo “tendidos” en la cama
u otro sitio. Debajo, sobre un tenderete de cajas de cartón,
figuraban las últimas novelas del oeste, policiacas, de
ciencia-ficción y los sobres-sorpresa de tebeos, al lado de los periódicos del día, los libritos
de la "Enciclopedia Pulga" y otros libros de bolsillo.
Más
que un pregón, lo que leía el pregonero, Javier Pérez Andújar,
era un poema en prosa: un canto a los personajes de la cultura
popular, de los tebeos, revistas y novelas de kiosco, y a sus autores
y autoras, explotados, siempre mal pagados y olvidados, que firmaban los trabajos
como podían, con su nombre (Opisso, Escobar, Coll, Vázquez, Maria Victòria Rodoreda, Purita Campos...) o con seudónimos exóticos de supervivientes (Curtis Garland, Silver Kane...).
Homenaje
a las calles y sus kioscos (citó, entre otras, la calle Llibreteria,
que tiene nombre de libro, y el kiosco de la Plaça Castilla, cerca
de la redacción de la revista satírica "El Papus", contra
la que atentaron con bomba), a los barrios y sus escritores (Juan Marsé y la caligrafía de los sueños, Terenci Moix, Ana María Moix y sus baladas del Dulce Jim, Montserrat Roig y el tiempo de las cereza...), a sus
cines y pequeñas tiendas y tenderetes de caramelos. Recuerdos, nombres, presencias que van
desapareciendo bajo una marabunta de falsos recuerdos y objetos, como
esos llaveros con el escudo de la ciudad para turistas, que acaban
tirados en alguna papelera de hotel, señaló Pérez Andújar.
Homenaje
a las emisoras de radio clandestinas ("Contrabanda", "Radio
Pica"...), al doblaje (Constantino Romero...), a los cómicos (Mary Santpere, Cassen...), a los conjuntos de rock marginales, a los
trabajadores de las fábricas que alzaban “el bocadillo en la
mano” (dentro del puño, en las huelgas). Pregón, poema en prosa,
canto dedicado a los callejones y sus vecinos, a los callejones de
las almas perdidas y sus aventuras cervantinas, fantásticas, como en aquellas películas de Tarzán y escuelas de sirenas, o de suspense, terror y ultimátum a la tierra, que
veíamos dos veces en el cine de barrio, hiptotizados, con una gaseosa y un caramelo Darling en la mano. Barcelona, ciudad de caballitos y mamíferos, / on qualsevol nit pot sortir el sol, / ¡y todos a los caballitos!, invitan Jesús Lizano, Sisa y Javier Pérez Andújar (y otros artistas y poetas anarquistas).
Ahora,
señoras y señores, después de tanta furia y tanto ruido, barramos
con escoba los cromos repetidos e intercambiemos, como buenos y malos
chicos de barrio, los cromos que nos faltan, a ver si de una puñetera
vez podemos completar el Álbum Nestlé.