Ocupan la plaza Sant Jaume de Barcelona ante la manifestación de policías
Son
las 7 de la mañana. Grupos de catalanistas e independentistas pasan
por el barrio gótico y se dirigen a la Plaça Sant Jaume para
sumarse a los que ya están en la plaza desde hace más de una semana
(excepto los días de las Festes de la Mercè en que fueron
desalojados).
"Dos días antes del primer aniversario del
1-O, la JUSAPOL –Asociación Justicia Salarial para la Policía–
y la Associació Observatori de la Catalanofòbia, habían notificado
su intención de manifestarse en la céntrica plaza barcelonesa –con
capacidad para 5.000 personas–, una doble propuesta que la
Conselleria ha tumbado este jueves", lee la hermana del
informático en el bar (lavanguardia.com).
El
objetivo catalanista es evitar que llegue hasta la Generalitat esa
manifestación de la policía española, que sería una humillación
después de lo que ocurrió el 1-O y la aplicación del 155, comenta
la sobrina de la peluquera.
La
Conselleria de Interior ha decidido que se manifiesten lejos unos de
otros, indica la vidente del barrio.
De
todos modos, algunos advierten que aún estarán demasiado cerca,
puesto que la de la policía lo hará en Via Laietana, frente a la
antigua Jefatura Superior de Policía, que, en la época franquista,
se hizo horrorosamente famosa por torturar y encarcelar a
sindicalistas, comunistas, anarquistas, catalanistas, etc, y la Plaça
Sant Jaume queda bastante cerca del lugar donde está ubicada esta
comisaría. Sólo estarán separados por un tramo de Via Laietana y
algunas callejuelas del barrio de la Catedral de Barcelona, explica
el politólogo del barrio.
Mal
asunto, manifestaciones peligrosas en lugar de concordia y diálogo,
apunta la nieta del anarquista pacifista.
Esperemos
que no pase nada, en estos tiempos de tanto conflicto y alboroto,
dice la dueña del bar.
¡Todo
es desacato, subversión!, replica la cuñada del dentista.
¡Quién, si no, defenderá las esencias patrias!, añade la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en el bar.
¡Quién, si no, defenderá las esencias patrias!, añade la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en el bar.
Lo
que hay es poco razonamiento y sentido común por todas partes,
advierte la vidente.
Me
ha dicho el humorista que está resfriado y no quiere salir de casa,
informa la hija de la bibliotecaria.
¡Poetas
y humoristas, vaya tropa!, exclama el periodista en paro.
¡Oiga,
sin insultar, que yo estoy en la calle, en el bar, y el pobre
humorista está con fiebre!, replica el poeta romántico del barrio.