En
la final de la Copa del Rey requisaron las banderas independentistas,
¡pero la pitada fue sonada, y ganó el Barça!, dice la sobrina de
la peluquera.
¡Bien
hecho por los requisadores!, responde la cuñada del dentista, ¡esos
trapos son inconstitucionales!
¿La Copa del Rey no se llamaba antes la Copa del Generalísimo?, pregunta la hermana del informático.
¿La Copa del Rey no se llamaba antes la Copa del Generalísimo?, pregunta la hermana del informático.
Bueno,
sí, y qué pasa, la Copa ya está ahora democratizada, replica la
fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza, no se
cansa de repetir la dueña del bar, “por si acaso las paredes
oyen”, dice.
“Calla,
que las paredes oyen”, como susurraban en tiempos de los policías
grises y la Brigada Político Social, la secreta, evoca la vidente
del barrio. ¿Volveremos a esto? Espero que no, añade la vidente.
Animados
seguramente por la celebración del Día de las Fuerzas Armadas este
último sábado en Guadalajara (España, no México), un informativo
de la emisora episcopal la COPE ya ha vaticinado que tarde o temprano
en Catalunya habrá "algarabías y enfrentamientos y habrá que
poner un pie en tierra" si continúa la "pasión de
catalanes" (como esos informativos califican el conflicto, la
lucha por el referéndum), comenta la nieta del anarquista.
Menos mal que no han dicho, “¡pie a tierra, disparen!”, como les dice mi madre a sus novios “cagadubtes”, indecisos, bromea la hija de la bibliotecaria.
Menos mal que no han dicho, “¡pie a tierra, disparen!”, como les dice mi madre a sus novios “cagadubtes”, indecisos, bromea la hija de la bibliotecaria.
Esperemos
que algunos no confundan las urnas con el tiro al blanco de las
Atracciones y Ferias, advierte el humorista.
En
este país los ilustrados tenían que exiliarse, y de ahí esa
tradición torera de embestir más que razonar, apunta el poeta
romántico del barrio.
¡Usted
es un afrancesado, un napoleónico!, contesta la cuñada del
dentista.
¡Señora,
no insulte, que yo soy anglófilo!, exclama el poeta.