domingo, 6 de septiembre de 2020

EL CASO MARAVILLOSO DE LAS FLORES MARCHITAS QUE NO SE MARCHITABAN JAMÁS


Dibujo y fotografías: J.X.
Alrededor de ciertos árboles, hay unas flores disimuladas, falsamente marchitas, que atraen la sangre amorosa de las novias muertas y la transforman en un delicado perfume.
Es decir, se hacen las marchitas, para que a nadie se le ocurra hacer un ramo de flores con ellas.
Así, de este modo, pueden seguir ahí, menospreciadas por el capricho humano de hacer un ramo. Disimuladamente marchitas junto a los árboles, atrayendo la sangre amorosa de las novias muertas y perfumando todo el bosque.
Sin que nadie sepa de dónde procede esa delicadeza, esa esencia de flor, misteriosa, que sube de la tierra, ¿de qué flor?, y se expande más allá del bosque y de las montañas.
El aroma de esas falsas flores mustias -que no se marchitan ni se marchitarán jamás-, llevarán la sangre amorosa de las novias muertas hasta el olor del mar, y ambos se fundirán y se esparcirán en el aire, hacia arriba, hacia un espacio desconocido, sin nombre.



1 comentario:

coleccionista de palabras dijo...


Un caso maravilloso, como maravillosamente narrado con la sensibilidad y ternura que hay casi siempre en estos textos.