viernes, 29 de octubre de 2021

ARRODILLADO EN LA CAMA

 Foto: J.X.


En su infancia se arrodillaba en la cama y rezaba para que Dios no le matara antes de celebrar la próxima Navidad, o la llegada de los Reyes Magos y su maravillosa cabalgata, así como otras festividades cargada de ilusiones y regalos.

Ya de niño, pues, algunas vísperas de fiestas mágicas se sentía más muerto que vivo, y suplicaba ayuda al cielo para vivir otro día más.

Y así fue transcurriendo toda su vida, cayendo y levantándose, ahora de pie, ahora de rodillas. Entre enamoramientos que lo hacían sobrevivir y fracasos que lo derribaban al suelo, haciéndole sentir más muerto que vivo.

Más tarde, ya no había cielo ni Dios a quien rogar, ni nadie a su lado, y todos los días eran víspera de más soledad, como un condenado sin redención, encadenado al vacío.


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