Fotografía: lavanguardia.com
Ahora,
en lugar de hablar del problema, viene la guerra de cifras
interesadas, dice el politólogo del barrio.
Seguro
que había más de un millón de personas si contamos las del Passeig
Lluís Companys y calles adyacentes y las de las otras poblaciones,
comenta la sobrina de la peluquera.
Pues
la delegada del gobierno sostiene que no fueron más de unos 300.000
manifestantes, indica la cuñada del dentista.
Lo
debió ver de lejos, con el catalejo al revés. La Guardia Urbana
habla de unas 800.000, añade la hija de la bibliotecaria.
Sea
como fuere, había muchísima gente, ríos impresionantes de personas
bajaban de la Diagonal y subían del Born, por las calles paralelas
Bailén, Girona, etc., ya que no se podía acceder de ninguna manera
al Passeig Lluís Companys, lugar central de la celebración, explica
la hermana del informático.
Por
la mañana, en la calle Ferran, como cada año, hubo un homenaje a
Gustau Muñoz, un muchacho anarquista y activista de “Unió de
Joventuts Marxistes-Leninistes”, que fue asesinado durante una
manifestación en aquella misma calle, el 11 de septiembre de 1978,
por la policía de la Brigada Social franquista, explica la madre de
la chica okupa del barrio
Algo
habría hecho, y además aquella policía española ya no existe,
advierte la fiscal del barrio.
Por
mucho que digan y maquillen, no podrán borrar el pasado represivo ni
el presente nostágico de algunos, dice la librera del barrio.
Por
cierto, si fue menos gente a la manifestación, como dicen algunos,
supongo que ahora ya dejarán hacer un referéndum para que gane el
No, apunta el humorista del barrio.
"No
pidas peras al olmo, / ni peras nuevas / al peral viejo", versifica
el poeta romántico.
Este
refrán, “No hay que pedir peras al olmo”, lo decía siempre mi
madre, dice la dueña del bar.
¡La
imaginación al poder!, exclamaba mi abuelo, añade la nieta del
anarquista.
Fotografía: David Caño
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