viernes, 5 de febrero de 2021

PASEO POR LA PLAZA DE LA VIDA Y LA MUERTE

Foto: "Plaza Real", del fotógrafo Suárez ("Guía de Barcelona", de Carles Soldevila, Ed. Destino, 1951, Barcelona) 

Das vueltas y vueltas, un vez más, bajo los pórticos de la Plaza Real.

Cruzas las arcadas, sales a la plaza, rodeas la fuente de las Tres Gracias, te paseas entre las viejas y las nuevas palmeras (las más altas y viejas las van cortando por enfermedad). Vuelves de nuevo a las arcadas y entras en los pórticos a dar otra vuelta más.

Desconsuelo. De aquella infancia sólo resta la memoria.

Cada vez hay más niñas y niños que ya no juegan en la plaza, ni merodean por ningún otro lugar.

Cada vez hay más niñas y niños muertos, y no lo sabe nadie, excepto el paseante, que aún puede recordar sus nombres y apodos, sus rostros, el color de sus cabellos, la presión de sus manos al saltar, golpear o acariciar.

2 comentarios:

Nadal dijo...

"infància dolorosa que només volies florir, quina injusta culpa et va segrestar per restar reclosa en aquest fosc racó? Tots els calzes se't van trencar i la teva set de vida mai vas poder saciar.
Dies i dies de tempestuós incompliment, sense un sol moment per gaudir d'una transitòria arribada.
Potser ara, en un altre lloc, trobis la pau que ningú et va saber donar."

insurrecta de las palabras dijo...

Los recuerdos de infancia no siempre son felices, miramos a nuestro alrededor y ya no vemos a los niños y niñas jugando. Han caído algunas palmeras. Recordamos como si uno aún sintiera el momento de contacto con estos amigos, una memoria que te ayuda a soportar mejor las ausencias de los niños muertos, los que el paseante conocía y recuerda.