Foto: J.X.
“Ser
prisionero entre dos palabras: la primera y la última de la frase
que sentenciara a cadena perpetua el contenido sospechoso del corazón.
No hay otra explicación para este encarcelamiento, para esta soledad
encadenada al muro. Detrás del cual no se abre la libertad, sino el
abismo, en cuyo fondo, tal vez, si la luz no engaña, si no es un
falso deslumbramiento, tal vez se abra un atajo a la libertad... Año Nuevo, Vida Nueva”.
Éste es el texto que me ha dejado escrito el desconocido en una postal de Navidad. Ha sido el encargado del bar quien me la ha entregado, cuando volvía a casa después de visitar y dejar las dos rosas blancas -no, hoy han sido dos rosas rojas, en el kiosco de las flores ya no tenían de blancas-, junto a la estancia de la novia muerta, que hoy estaba ausente paseando por las afueras del cementerio y no nos hemos encontrado.
2 comentarios:
Bonic i sentit escrit en aquestes dates.
"Año Nuevo, Vida Nueva..." No. La vida no se renueva al llegar el nuevo año, se renueva a fuerza de la alegría de un día, del dolor de una pérdida otro día, de buenas noticias un día, de un disgusto inesperado en otra fecha... Así vamos renovando nuestra vida, la renovación llega para bien o para mal, el día menos pensado.
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