J.X.:
Recorrer calles y calles, andar, andar, cruzar más calles y plazas, y siempre igual, ese toparse siempre con ella, con la ausencia.
Laberintos, kilómetros de ausencia.
La presencia ausente, la más pura ausencia.
Delante, detrás, arriba, abajo, a derecha e izquierda, siempre igual, siempre toparse con la misma ausencia.
La presencia ausente, la presencia de la ausencia.
Todo vacío, todo cargado de ausencia.
Haciendo equilibrios en la cuerda floja, en el hilo de alambre, con un peso de ausencia en cada mano. A los lados, ausencia.
También en los rincones, cantidades, no de sombra y polvo, sino de ausencia.
Por todas partes, ausencia.
Todo vacío, todo ausente.
Ausente ella misma, la ausencia.
Rodeado de ausencia, acorralado por la ausencia.
Sin más destino que la ausencia, el resplandor apagado de la ausencia.
3 comentarios:
Ser perseguido por la ausencia. No saber como ahuyentarla. Sentirse acorralado por algo, por alguien ausente. Uno de los peores sufrimientos.
Solo seremos libres cuando la ausencia pierda la batalla.
Acorralado por la ausencia de todo, incluso de uno mismo, no por la ausencia de alguien, de éste o de aquél, que te tiene acorralado. Es la ausencia innata a toda presencia, es el propio devenir del tiempo, cuya angustia y ausencia son incurables mientras se vive.
"Ausencia en todo siento", escribía Miguel Hernández en la cárcel.
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