Foto: J.X.
Andaba despistado por la calle y una voz dice su nombre.Vuelve la cabeza y se encuentra a sus espaldas, como si fuera un ángel de la guarda, al espíritu borrachín, aquel que bebe alguna que otra cerveza y resbala con la flores.
Le dice que se está demorando mucho, que los días van pasando y no sube como antes, al bosque de los espíritus, a hacerles una visita.
Él se disculpa lo mejor que puede. Le explica la verdad: que anda un tanto perdido, desorientado, y se confunde fácilmente de camino. Ojalá pudiera subir y bajar tan a menudo como antes, hace unos meses, o subir y ya no volver a bajar, que es lo que él quisiera, confiesa.
El espíritu asiente, responde que lo entiende. Va a decir algo más, pero resbala con una flor tirada en el suelo y guarda silencio, intentando mantener el equilibrio en la acera. Instantes después, sorprendido por el resbalón con la flor, dice que hoy no ha bebido todavía ninguna cerveza aquí abajo, como suele hacer cuando baja para ver cómo andan las cosas por aquí, en este lugar de encantamientos poco espirituales, advierte.
Andamos desorientados, todos, las cosas y nosotros, responde él.
Ambos sonríen, se dan un abrazo en el aire, y quedan en verse arriba, muy pronto, en el bosque de los espíritus.
1 comentario:
Feliz encuentro con el espíritu que le añora y le reclama sus visitas. Los dos coinciden en su desorientación, malos tiempos para ir de visita. El hasta ahora ausente, le promete ir a verle y le confiesa que desearía subir a su territorio y no bajar más. Difícil sueño que cumplir
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