sábado, 4 de julio de 2020

UNA PREGUNTA DELICADA


Foto: J.X.

Él hoy se atreve a preguntar a los espíritus sobre una cuestión familiar.
La pregunta es la siguiente: ¿El espíritu de mi tía paterna -que curaba los celos amorosos de los niños, y paseaba por casa cuando su esposo difunto la visitaba por la noche-, ella, su espíritu, tal vez está con vosotros, en el bosque?, pregunta él.
Verás, en el bosque de los espíritus no tenemos aquella forma ni aquella identidad que nos clasificaba en el pasado, explica uno de los espíritus. Aquí nos vamos conociendo por algunos de nuestros actos, costumbres y aficiones.
A modo de ejemplo: hay uno que resbala con las flores, otro que gusta de beber cerveza; uno que baila del brazo de las novias muertas, otro que silba viejas canciones; uno que dibuja siempre el mismo árbol, otro que canta baladas..., y así otros, muchos otros, cada uno con su modo de hacer las cosas aquí, en el bosque, añade otro de los espíritus.
Entre los cuales, el espíritu de tu tía paterna podría ser aquel que, junto al río, acaricia las flores marchitas y las malas hierbas, como haces tú, y recibe a los espíritus pequeños que ascienden al bosque antes de tiempo, extraviados, sin que nada ni nadie pueda orientarlos desde abajo. En cuanto llegan, esos pequeñuelos son invitados a entrar en el bosque y a convivir con las novias y los novios muertos, bajo nuestra protección amorosa, indica el espíritu que resbala con las flores.

Hay un murmullo de hojas que viene del otro lado del río, que sube con la brisa y luego desciende y resuena dulcemente en el interior de una piedra.


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