¿Cuánto
pesa el dolor? ¿Hay un sistema de pesas y medidas para el dolor, con
el fin de calcular y determinar qué cantidad de dolor puede soportar
cada doliente, un doliente de amor por abandono, un doliente por la novia muerte, o,
simplemente, un doliente de la vida?, pregunta él.
En
principio, no se puede calcular el peso, la cantidad exacta de un
dolor, opina uno de los espíritus.
Sólo
tiempo después, sumando alguien -un aventurero de la química paliativa- los miligramos de las diversas
substancias necesarias para calmar el dolor, es decir, sumando la cantidad química paliativa necesaria, podrá tal vez deducir la
cantidad de dolor que ha padecido el doliente. El dolor físico, el dolor corporal -explica el espíritu.
Pero, ¿y el peso del dolor psicológico?, ¿la cantidad, la carga del dolor del
alma, ese dolor que sigue existiendo aunque te hayan calmado el dolor
físico, y cuyo peso se prolonga más allá del cuerpo?, pregunta él.
Será
más difícil de calcular, aun recurriendo a la misma operación de
medir la cantidad de dosis necesarias para aliviarlo. Muy difícil,
por no decir imposible, será saber alguna vez la cantidad de dolor
que la ausencia y la desolación pueden acumularse en el alma, añade
el mismo espíritu.
¡El
alma no existe!, exclama una voz lejana del bosque de los espíritus.
¿La
enfermedad mortal del cuerpo y la enfermedad mortal del alma, serán,
pues, dos muertes en una sola muerte?, pregunta él.
Diga
lo que diga aquella voz lejana, el dolor del alma sí que existe,
dice otra voz que resuena en el bosque.
La
enfermedad mortal del cuerpo, sí.
La
enfermedad mortal del alma..., no lo sabemos, dice otro espíritu.
Foto: J.X.
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