YO QUIERO SER SUIZA Y TENER LA BICICLETA EN LA CONSTITUCIÓN, DICE LA VIDENTE

Asombroso, Pedro Sánchez en Quebec (Canadá) intentando actualizar y modernizar la política española, mientras otros, PP y Ciudadanos, remueven el lodazal (como le indicó Pedro Sánchez a Rivera) para que vuelva la vieja y tradicional política de la mordaza contra la libertad de expresión y una nueva represión del 155, pero más fuerte, sin complejos, como reclamaba ayer el vicesecretario de organización del PP (elnacional.cat): Javier Maroto ha pedido al jefe del ejecutivo español que inicie los procedimientos para aplicar un nuevo 155 a Catalunya y esta vez "sin complejos", de más larga duración y con la inclusión de TV3 y la escuela catalana, comentan algunos en el bar.

Qué barbaridad, qué primitivismo político en estado puro, evocando los viejos tiempos de mano dura, con maneras chulescas, apunta la sobrina de la peluquera.

¡Entre una España roja y una España rota, prefiero la primera, que sería una fase pasajera, mientras que la segunda seguiría rota a perpetuidad! ¡La República no es compatible con el derechismo auténtico!, profetizaba nuestro don José Calvo Sotelo, exclama la cuñada del dentista.

¡Qué tiempos aquellos, cuando todo era más claro, contundente e inflexible!, añade la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino una vecina que fiscaliza en el bar, matiza el politólogo, por si acaso.

Siempre habrá nostálgicos de la sagrada tradición de la mordaza imperial, la represión inquisitorial y la expulsión de judíos, moros y "gitanos de Lleida", recordaba siempre mi abuela, que era gitana de Tàrrega y se casó con un dentista libertario, vegetariano y nudista de Sabadell, mi abuelo, apunta la nieta del anarquista.
¡Vaya antecedentes familiares!, replica la cuñada del dentista.
¿Por qué no podemos ser modernos de verdad, y hablar con educación y confiar en la palabra?, pregunta la dueña del bar.

¡Señora, no pida peras limoneras al viejo olmo!, contesta el periodista en paro.

A mí me gustaría ser suiza, anuncia la vidente, y lee en el móvil: Los electores suizos han votado masivamente este domingo a favor de incorporar la bicicleta a su Constitución. 
No hay guerras, tienen depositadas en los bancos las grandes fortunas del mundo, es un país limpio y civilizado, hacen referéndums a diario sobre cualquier cuestión, ¡como ahora con las bicicletas!, y presumen de tener cuatro lenguas oficiales: el alemán, el francés, el italiano y el romanche. Y no pasa nada, no van persiguiéndose unos a otros, añade la vidente.
Aquí, por el contrario, todo nos da miedo, todo es pecado, ¡cuidado que perdemos las esencias patrias!, comenta la hermana del informático.

¡Increíble, la bicicleta en la Constitución, esto sí que es una Constitución saludable, ecológica, avanzando en dos ruedas, de los Apeninos a los Andes pasando por los Alpes, a todo ritmo!, advierte el humorista del barrio.

Fotografía: 

ametroymedio.blogspot.com