Cuentan
de un lugar donde se propuso, además del voluntariado poético ya
existente desde tiempos inmemoriales (el de los ciudadanos poetas que
escriben, recitan o cantan para otros), organizar también un
voluntariado político y banquero.
Y
que todos ellos se ganarían la vida, no especulando con el trabajo y
el dinero de los demás, sino trabajando todos media jornada en otro
sitio: en el campo, en la escuela, en la oficina, en un hospital o en
cualquier otro lugar, dedicando el resto de la jornada al
voluntariado de esas labores poéticas y artísticas (lectura pública
de poemas, cantar, interpretar música, teatro, cine), labores
políticas (legislar leyes con sentido común) y labores financieras
(libretas de ahorro bien administradas). Todas, acciones de
voluntariado, realizadas después de salir de trabajar unas tres
cuatro horas, bien remuneradas, en una escuela, en una oficina, en un
bar o en pompas fúnebres, por ejemplo.
Pero
cuentan que nadie se presentó voluntario para llevar a cabo este
proyecto de servicio público desinteresado, excepto una columna de
poetas, ya habituados a esas tareas, y un grupo de jóvenes y
jubilados que bajaron a los suburbios y colaboraron con los centros
asistenciales de los barrios.
Seguimos,
pues, esperando a Godot, aquel tipo que nunca llega (de todos modos,
si un día apareciera, seguro que tendríamos otra decepción, así
que..., voluntariado poético).
2 comentarios:
Ramon Bosch Boada: M'apunto al voluntariat!
Mariarosa Compta
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Rafael Blanco
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Montse Ordoñez
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