¿500
ahogados más intentando llegar al mundo civilizado?, pregunta la
hermana del informático.
¿Mundo
civilizado?, querrás decir mundo degradado en este tiempo de
asesinos, contesta la sobrina de la peluquera.
¿Por
qué no levantar muros de contención en el mar? Así daríamos
trabajo a nuestros parados y evitaríamos tanto naufragio, propone el
albañil del barrio.
¡Usted
vaya dando ideas, a ver si nos hundimos todos a la vez!, replica la
cuñada del dentista.
Fantástico,
así desaparecería el maldito género humano, apunta el humorista.
¡Cuidado
con decir estas cosas, que puede caer en un delito de crímenes
contra la humanidad!, advierte la fiscal del barrio.
Ah,
es verdad, y yo no tengo inmunidad parlamentaria como los otros,
responde el humorista.
Henry
Miller escribió un libro sobre el poeta Rimbaud titulado "Tiempo
de asesinos", informa la librera del barrio.
¡Menos
mal que vivimos en democracia y tenemos derecho, aún, a la libertad
de expresión!, exclama el politólogo.
¿Por
cuánto tiempo más? Si el fondo del mar ya está cubierto de
cadáveres, ¿cuánto tardarán en arrojarnos también a nosotros?,
pregunta la nieta del anarquista.
El
mar, haciendo de cementerio, sepultando a tantos muertos que buscaban
refugio, ha dejado de ser el gran motivo poético para cantar la
libertad y la esperanza de los pueblos, comenta el poeta romántico
del barrio.
Si
caemos en el pesimismo, los esclavistas modernos habrán ganado, dice
la vidente.
¡Siempre
hay que luchar, hasta el final!, añade la hija de la bibliotecaria.
¡Nos
encarcelarán, nos fusilarán, nos enterrarán, pero no nos
vencerán!, exclamaba mi padre, comenta la dueña del bar.
2 comentarios:
Me he perdido muchas de las importantes y necesarias conversas con los vecinos de esta Pensión Ulises, que a ninguna se iguala. Pero hoy me he detenido porque esa obra de Miller sobre El tiempo de los asesinos me ha acompañado desde que la conocí. Y no puedo sino agregar sino algunas de sus propias palabras:
¡Qué rebelión, qué decepción, qué ansia! Nada más que crisis, derrumbes, alucinaciones, visiones. Los cimientos de la política, la economía y el arte se estremecen. El aire está saturado de amenaza y de profecías del desastre que se avecina y acaba por producirse en el siglo XX. Ya tuvimos dos guerras mundiales y hay posibilidades de otras antes de que expire el siglo. ¿Hemos tocado fondo? Todavía no. La crisis moral del siglo XIX no ha hecho más que ceder su lugar a la bancarrota espiritual del siglo XX. Es sin lugar a dudas, ‘el tiempo de los asesinos’. La política se ha convertido en un negocio de pistoleros. Los pueblos marchan en el cielo pero no cantan hossanas, y los de abajo marchan hacia las colas de las sopas. (El tiempo de los asesinos. Buenos Aires, Sur, 1965, pp. 129-130.)
Y se quedó corto Miller ante lo que este siglo XXI le ha tocado presenciar. Aún no hemos tocado fondo. Y el tiempo de los asesinos se acrecienta cada día m{as. ¿Dónde quedará entonces la esperanza? ¿Qué rebelión de la vida detendrá este pasaje interminable de la muerte¡
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Blanca Ruiz Narváez
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Ma Llvc
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