Foto: J.X.
No quería matarse escribiendo, ni haciendo otro trabajo cualquiera. Sólo quería matarse. De joven había visto muchas veces Hamlet en un teatrillo del barrio. Y tenía dudas. No sabía cómo hacerlo. Pero no quería matarse escribiendo.
El mayor castigo, a veces, no es la condena a muerte, sino la cadena perpetua a sobrevivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario