Dibujo: Judith Xifré, El ramo marchito
Por favor, suplicó, quiero ser feliz, sin sufrir.
Todo el mundo lo oyó. En vano.
Continuaron arrojando desgracias sobre él, mal y bien empaquetadas, pero más punzantes cada vez.
Lo hacían por divertirse, por capricho, como distracción de sus vidas aburridas.
Una mañana lo encontraron tumbado en la cama, derramándosele por el brazo unos hilillos de sangre que semejaban las ramitas de un ramo marchito.
Al enterrarlo, acudió al cementerio solo una novia que también lo había abandonado en otro tiempo, y lloró. Se había enamorado y había querido a aquella desgracia de ser desnudo, que pedía ser feliz sin sufrir. Ella no pudo soportar aquella enorme carga de inocencia. Hoy lloraba por él con las últimas flores.
2 comentarios:
Amparo Hounie
Mireia Puertas
Jaime D. Parra
Coco Rodriguez Margalef Rodriguez Margalef
Raúl Yagüe Yagüe
Jorge de los Santos
Goya Gutiérrez Lanero
Francisco Cobacho
Isabel Mercadé
Ariel Fridman
Montserrat Olivés Miret
No puc evitar de fer aquest relat una mica personal i, per tant, no sé si el meu comentari seria encertat. En tot cas, si no és així, no sé llegir-lo d'un altre manera.
M'ha agradat molt, realitat passada que ens porta al present.
Publicar un comentario