miércoles, 16 de diciembre de 2020

AQUEL DESCONOCIDO

 Foto: J.X.

Volviendo a casa, entro en  el bar. Aquel desconocido me sorprende otra vez y me dice que me quiere explicar el final de una historia amorosa.

Después de un largo silencio observándome si respondo o no (permanezco también en silencio y no respondo nada), me lo cuenta entre susurros, casi balbuciendo de tristeza: “Iba cada sábado a entregar dos flores blancas, y se dejaba morir poco a poco al lado de la novia muerta, brindando con ella en el cementerio. Ya con un amor de piel y hueso -inmenso sin embargo-, ambos arrebujados por un manto de pétalos de violetas y de claveles amarillos y blancos, que aíslan los cristales de hielo."

Así finaliza esta historia amorosa, me dice, salta del taburete y, antes de salir del bar, me anuncia: “Nos encontraremos en el bosque”.

Sale a la calle. No sé si volverá a entrar.

Una vez solo, pido otra cerveza, balbuciendo.

Conmovido aún por lo escuchado, sospecho si ese personaje desconocido no será uno de ellos, un espíritu del bosque,  disfrazado, haciendo de espía. Pero, ¿por qué esa necesidad de disfrazarse? Me siento confuso.

Un gorrión entra y sale del bar, brincando entre mis pies, picoteando migajas de pan.  


1 comentario:

insurrecta de las palabras dijo...

Fantástico relato en prosa poética, con alguna metáfora expresada con bellas palabras que nos dejan admirados y a la vez confusos de quién es el desconocido que sugiere y anima.