martes, 21 de julio de 2020

POEMA COLGADO DE UN ÁRBOL DEL BOSQUE


Foto: J.X.
(Con este poema (que publiqué ayer en el blog y divulgué a través de Facebook) doy por finalizado el segundo libro de elegías en prosa dedicadas a "la novia muerta".
Supongo que, tarde o temprano, seguiré escribiendo otras cosas, sobre otros temas, o bien algunas variaciones sobre el mismo tema. No lo sé, ya veremos cómo va la vida y la escritura.
Gracias a todas y a todos por la lectura y la compañía durante estos siete mese de escritura.) 
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POEMA COLGADO DE UN ÁRBOL DEL BOSQUE

Rodeado de oscuridad,
con el corazón malherido
por el abandono, por la pérdida,
todavía resiste
cogido a los restos del naufragio.
Hace denodados esfuerzos
por alcanzar la playa de una isla,
y buscar el tesoro
que ocultan todas las islas.
Quizás encontraría en alguna cueva
un tesoro de flores marchitas,
entre oros falsos y platas envejecidas.
No importa: existe una antigua leyenda
que describe tesoros de flores marchitas
como unas flores únicas, mágicas,
que esconden en su interior,
muy adentro, dice la leyenda,
todo el tesoro acumulado por el tiempo,
antes de marchitarse la belleza.

Adivinaría el escondrijo del tesoro
por el olor de esas flores,
aunque fuera un tesoro
que nunca podría abrir,
de tan herméticamente sellado.
Este sueño del tesoro
parecía reavivar
la voluntad del náufrago,
agarrado a los resto del naufragio.
Sin embargo, pasaban los días
y no divisaba la playa de ninguna isla,
ninguna isla del tesoro a la vista.

Así soñaba el abandonado
en medio del naufragio,
mientras el viento de la tormenta
soplaba cruel a su alrededor,
alejándolo más y más de las islas
de tesoros imposibles.
Antes de cerrar los ojos
y desaparecer bajo la tormenta,
percibió aún un leve aroma
a flores marchitas.

1 comentario:

Una vecina de la Pensión dijo...

Alcanzar la playa de una isla con tesoro es casi un imposible. Sin embargo, estamos seguros de que tras pasar una larga etapa de añoro y abandono, un día el náufrago llegará a esa cueva que esconde un tesoro de oros falsos y platas envejecidas, donde podrá entregar una rosa blanca a la novia muerta y, antes de cerrar los ojos, percibirá un leve aroma a flores marchitas.