Foto: J.X.
Se
arrepentía de media vida, pero no quería contarla.
De
la otra mitad, tampoco quería soltar prenda, como dicen en los bajos
fondos. Ni confesión de trabajo ni de amor, como si fuera un
delincuente fugado, o un enamorado cautivo, muerto.
Ninguna
revelación.
2 comentarios:
A veces, el silencio es el mejor delator de la tristeza.
Una vida que se ve y otra que no: eso ocurre en las caras de la luna.
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