Aparecen
los espíritus del bosque y le responden que esto nunca se sabe.
Aunque, por lo general, el vacío -cuando no es ese vacío pleno,
pacífico, del que hablan los místicos, sino un vacío marrullero y
rencoroso por algún motivo que ignoramos-, suele utilizar toda clase
de golpes bajos. Golpea donde más duele, donde el golpe pueda ser
más demoledor. En la memoria, en el corazón, en el alma, los
golpes, cuanto más bajos y marrulleros, mejor para su acción
destructora.
Él
mueve la cabeza, como diciendo que lo tiene difícil para defenderse,
para hacer una buena y efectiva defensa personal, física y
espiritual: es como si tuviera todas las partes del cuerpo y del alma
tan golpeadas por la realidad y la memoria, que están indefensas y
desnudas, en carne viva casi. Ojalá pudiera ser como ellos, como un
espíritu más del bosque, así los golpes pasarían de largo. El
vacío se aburriría de caer en la contradicción de golpear en el
vacío, como si se golpeara a sí mismo, piensa él.
Ellos
adivinan su pensamiento y le dicen que en este mundo todo llega
herido de materia, que ésta lentamente se va reduciendo,
transformándose en energía de espíritu a medida que pasa el
tiempo. ¿Energía de espíritu, te preguntarás? Pues, sí, es
entonces cuando uno puede orientarse y no perderse, hasta encontrar
el bosque de los espíritus, y acceder a su espacio libre. Sólo los
golpes tienen prohibido el acceso, la entrada al bosque.
En
una ocasión, a uno de nuestros espíritus, cuyo nombre guardaré en
el silencio, lo acusaron de haber sido, en la otra vida, más fiel a
la novia muerta que cuando ella vivía. El acusado contestó que
ella, cuando vivía, sabía defenderse muy bien, y que, en caso de
extravío en la ciudad, ambos se reencontraban, al cabo de un tiempo,
en el mismo callejón oscuro donde él se había extraviado. Pero
ahora ella no podía defenderse desde la muerte, y por lo tanto era
imposible volver al callejón oscuro y reencontrarse con la novia
muerta después de cualquier extravío, explica el espíritu que
resbala con las flores.
¡Eso
sí que es un golpe bajo, pero contra el vacío!, exclama él.
Más
bien sería un golpe por todo lo alto, como un día sin muertes,
añaden todos los espíritus del bosque.
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