Con
toda probabilidad, Ada Colau continurá siendo la alcaldesa de
Barcelona. A lo cual tiene perfecto derecho si suma más regidores
que sostengan el gobierno de la alcaldía, ya que, en las democracias
occidentales, como sabemos todos, no es presidente o alcalde quien
obtiene más voto directo, popular, sino quien al final suma más
diputados o regidores del propio partido y, en caso necesario, de
otros partidos, comenta el politólogo del barrio.
Podrá gustar o no, será gobierno o desgobierno, ya lo veremos, porque cabe preguntarse: ¿Valls-Ciudadanos (que tendrán la llave para dar o quitar la mayoría) aceptarán ahora las directrices más o menos progresistas de Ada Colau, contra la cual han estado siempre enfrentados de forma radical?, pregunta la nieta del anarquista.
Podrá gustar o no, será gobierno o desgobierno, ya lo veremos, porque cabe preguntarse: ¿Valls-Ciudadanos (que tendrán la llave para dar o quitar la mayoría) aceptarán ahora las directrices más o menos progresistas de Ada Colau, contra la cual han estado siempre enfrentados de forma radical?, pregunta la nieta del anarquista.
Lo
mismo cabría preguntarse si el alcalde fuera Maragall, sostenido por
los votos de Bancelona en Comú (con la suma de los dos, 20
regidores, aún les faltaría uno, ¿de Junts per Catalunya?, para la
mayoría absoluta, 21). Así las cosas, ¿Ada Colau podría apoyar un
gobierno municipal con un proyecto tan independentista?, pregunta la
cuñada del dentista.
Revoltillo
o revoltijo político y mala digestión, para unos y otros. Tiempo al
tiempo, apunta el humorista.
¡Hoy,
plato del día: Revuelto de carne con verduras!, exclama la dueña
del bar.
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