EL INSOPORTABLE PESO DE LA TRADICIÓN NACIONAL-CATÓLICA

La tradición nacional-católica contra el aborto sigue en Argentina, y que algunos ya reivindican otra vez en España, como la llamada nueva derecha, comenta alguien en el bar.

¿En qué se diferencia la nueva derecha de la vieja?, pregunta la vidente.

Nosotros, la nueva derecha, somos modernos, explica el dueño del gimnasio del barrio.

¿En la manera de ir vestidos?, apunta la hija de la bibliotecaria.

En el peinado, no, afirma la sobrina de la peluquera.

¡En los másters!, exclama el humorista.

¡Es usted un bocazas y comete siempre desatasco, digo, desacato!, advierte la cuñada del dentista.

No se diferencian en nada, tienen todos el mismo desparpajo ultra y los mismos tics autoritarios, por mucho que se maquillen, sonrían y vistan al lobo con piel de cordero, indica la nieta del anarquista.

Niña, ¡no insultes, que hago pesas!, advierte el dueño del gimnasio.

¿Por qué los representantes de la nueva derecha hablan siempre de una manera acelerada y amenazante?, pregunta el politólogo.

Será que no tienen permiso de conducir, contesta el periodista en paro.

O que les falta un máster (pero uno de verdad), y saber que las palabras tienen un ritmo y un sentido que hay que respetar, y no atropellarlas a gritos y con virulencia, contesta el poeta romántico del barrio.

¡Marchando, una caña de derechas, digo, de cerveza, y una de anchoas de l'Escala!, anuncia la dueña del bar.