DE LA CONSULTA A LA DELACIÓN, Y LORD BYRON

La cuñada del dentista entra en el bar y dice que está preocupada. No sabe si denunciar o no a una vecina que está a favor de la consulta y lo manifiesta en público, como si hiciera propaganda. Esto puede ser un delito, afirma, ya que La ley de Consultas catalana está suspendida cautelarmente por el Tribunal Constitucional, y no puede hablarse en público a favor de tal consulta, ¿no es así?.

Pero esto, señora, es delatar a un vecino, a una vecina, que se expresa libremente en público. Usted sería una delatora, responde la sobrina de la peluquera.

Depende, explica el politólogo del barrio. Si se tratara de un acto o manifestación pública que ignora y menoscaba la suspensión cautelar de la consulta, podría ser un presunto delito, una transgresión contra la Constitución, y denunciarlo, como se denuncia un atropello, por ejemplo, del que uno ha sido testigo, sería colaborar con la justicia, más que una delación.

Estoy de acuerdo con el politólogo, dice la cuñada de dentista, y además no soy delatora, sino que me gusta cumplir las leyes!

Por si acaso, dejaré de hacerme el Lord Byron escribiendo poemas a favor de la libertad de los pueblos, comenta el poeta romántico del barrio. Car dura més l'espasa que la beina, i el pit / no dura pas com l'ànima reclosa, cantaba el poeta inglés, en una traducción de nuestro Marià Manent, añade.

Las dictaduras también tienen leyes que hay que cumplir, indica la nieta del anarquista.

No es lo mismo querida, nuestras leyes son democráticas, replica la cuñada del dentista.

¿Es democrático no dejar votar porque dicen que hay una ley que no lo permite?, pregunta la librera del barrio, ¿no es una contradicción? 

Por si acaso, como dice el poeta romántico, estaré unos días sin hacer chistes sobre política, no vaya a ser que me envíen a casa un mensajero con una jaula para pájaros díscolos!, exclama el humorista del barrio.