jueves, 20 de junio de 2013

LA HISTORIA DE LA PRIVACIDAD

-Si quieres más privacidad y mantenerte aislado, ¿por qué te metes en Google, en Facebook, en Twitter o en los blogs?, dice la dueña del bar.
-Siempre nos han espiado y controlado desde los poderes, apunta el informático. Pero la diferencia es que ahora nosotros también podemos espiarlos a ellos y denunciarlos públicamente a través de Internet, es decir, mediante Gooogle, Twitter, Facebook, los blogs, etc.
-Hay un poeta en el barrio, dice la nieta del anarquista, que se queja de que su poemario esté anunciado en Google Books sin su permiso, y del cual se ofrece un pequeño fragmento como muestra. Argumenta el poeta que él ya lo ha entregado a una Editorial digital, de pago, y espera cobrar unos 20 céntimos por cada lectura.
-Estupendo, dice el humorista del barrio. Dentro de unos 30 años más o menos, cuando alguien haya encontrado al azar la web de esta Editorial y se haya decidido a leer su poemario y seguir los pasos y trámites para bajarlo escribiendo códigos, identificaciones, contraseñas, formas de pago y más códigos y contraseñas, etc., quizá podrá cobrar al fin los tan deseados 20 céntimos un día del futuro! Es sólo cuestión de tiempo y paciencia!, se ríe el humorista del barrio.
-No sea usted cruel con los poetas y respete los derechos de autor!, se queja la cuñada del poeta romántico del barrio.
-Muy bien dicho!, dice la dueña del bar.
-Perdonen ustedes, no era mi intención ofender a nadie, y menos a los poetas, que tan caros me son (y no me refiero  a la economía, que aquí todo hay que explicarlo). Me he limitado sólo a describir la realidad, la realidad de la lectura en nuestro país y las miles de novedades que se publican y nadie lee. Si encima pones obstáculos digitales, códigos, formas de pago, identificaciones, contraseñas, más códigos, ¿quién perderá el tiempo buscando el poemario de ese  desconocido que es nuestro poeta de barrio? Repito, a sentarse y a esperar que lleguen los 20 céntimos dentro de 40 años!, exclama el humorista del barrio.
-Es usted irrecuperable, pero brindemos todos a la salud de nuestro poeta desconocido!, dice la nieta del anarquista.
-Eso es, a su salud, y que tenga muchas lecturas a 20 céntimos, dice la dueña del bar.
-Si es que luego se los liquidan...!, concluye el humorista.


8 comentarios:

comentarios en Facebook dijo...

Cristian Sabau: Los 20 centimos...
Hace 9 horas ·

6 euros dijo...

Un día me llegó un talón (cuando aún se hacían y se enviaban talones bancarios) por un importe de 6 euros por un poemario publicado. No me lo podía creer. Nunca más he vuelto a cobrar por un libro de poesía. Al contrario... Por supuesto, no vivo de lo que escribo, por si alguien se hace esta pregunta existencial.

crónica real del poeta deudor dijo...

Una famosa Editorial me hizo un pago por adelantado, y al cabo de un tiempo me llegó un estado de cuentas en que se me informaba que yo era el deudor, teniendo en cuenta el pago adelantado del que se restaban los ejemplares vendidos. A lo largo de los años, siempre he sido deudor de esta Editorial.

inspectora de seguros, asombrada dijo...

Y los poetas, ¿para qué se meten en asuntos de dinero? ¿No les basta con escribir poesía y ser queridos?

tiempos modernos dijo...

tiempos modernos dijo...
La edición digital, en abierto, es una plataforma de propaganda. Sé de algunos escritores, jóvenes, que han empezado a vender ejemplares de su libro en papel después de promocionarse a través de una plataforma digital gratuita. Esto, que aún no lo han entendido los escritores de cierta edad, vienen haciéndolo hace tiempo los músicos, que utilizan la gratuidad de YouTube y cuelgan una canción para promocionar sus conciertos e incluso sus discos, de los que sólo ofrecen una canción como muestra, y si gusta....

una lectora dijo...

Muy bien dicho, Tiempos Modernos. Aunque soy una lectora joven, me gusta leer novelas y poemas editados en formato papel, pero antes me informo leyendo algo en las plataformas digitales on line, y luego me compro el libro en una librería.

nuevas estrategias dijo...

Hablamos mucho de derechos de autor y desconfiamos de Internet, sin saber utilizar sus inmensas posibilidades de propaganda. ¿Aceptaríamos que una librería pusiera un poema o una página de novela pegada al escaparate para atraer a lectores? Internet es el gran escaparate, y hay que saber utilizarlo en vez de ser quejicas y lamentarse como autores del siglo XIX o de más lejos, cuando se inventó la imprenta y todo el mundo tenía miedo a la divulgación de la cultura.

técnico en ventas dijo...

Si uno sabe utilizar bien las plataformas digitales puede vender más libros en papel que quejándose a los políticos de turno, que no te harán ni p. caso.