jueves, 4 de julio de 2024

ESTREMECIMIENTO

 Foto: J.X.

Cuando él se estremece delante de la novia muerta, ¿se estremecen también los huesos de ella? -No, no se estremecen, canta la niña que pasea al cuervo.

Dentro de sí, ya no le cabía otra muerte. Excepto un pequeño reducto que sería para la suya-definitiva, no había más espacio en su cuerpo desde que lo ocupó ella, la última muerte. Cada vez con más vida muerta dentro. Cada vez con más muerte viva. Y respecto al alma, a su alma, no sabemos nada.

No podía pensar en otra cosa que no fuera el nombre cuya muerte volvía a la vida gracias al recuerdo, al recuento de los días. “Tanto, tanto, que nunca será bastante”, dice alguien. Dice, ¿quién lo dice? No hay más que decir, que nombrar.

La verdad: si puede escribir tres o cuatro palabras justas al día, ya dispone de suficiente dosis de imaginación para continuar sobreviviendo. La verdad: cada día escasean más las palabras justas.

¿En este poema no falta una flor? -No, no falta una flor, canta la niña que pasea al cuervo.

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