Foto: J.X.
Iba
perdido de una calle a otra, sin saber cómo ni dónde podría
esconder el tesoro de una muerte que llevaba dentro, cerca del alma,
pero muy adentro de su corazón, que latía a un ritmo
desbarajustado, cuya sangre amorosa era una pequeña flor, una de
esas flores que sólo se ven cuando las pisas.
Nota. Poema en prosa escrito con música de Sidney Bechet y una frase de Juan Valera.
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