Foto: J.X.
Al descubrirle ahí, sentado a una mesa, o mejor dicho, intentando esconderse en la mesa que hay detrás de una columna del bar, han ido a saludarle enseguida y le han informado que venían a verle justamente a él, porque allà arriba, en el bosque, hay mucha añoranza y echan en falta a los que aún merodean por aquí abajo, sin hacerles una visita de vez en cuando.
Luego, han añadido: “Así como algunos brindáis en el cementerio, del mismo modo podríais subir al bosque con una cerveza en la mano".
"No hay ningún problema, en absoluto", confirma el espíritu que resbala con la flores, mirándole a él y haciéndole un gesto cómplice mientras alza su vaso de cerveza.
Él les pide disculpas, y les ruega que le permitan acompañarlos, ahora mismo o más tarde, cuando ellos dispongan.
De pronto, ve en la barra a aquel cliente habitual del bar que a veces le presta algunas frases (ahora no recuerda su nombre). El personaje se acerca a su mesa, mientras los espíritus vuelven a la barra para apurar sus respectivos vasos de agua con limón y el vaso de cerveza, y le susurra al oído: “Todo es añoranza. Ausencia en todo veo y siento.”
Él sonríe, sin entender del todo la frase, y el personaje, el cliente habitual del bar cuyo nombre no recuerda, le da una palmada en la espalda.
1 comentario:
Siempre es una grata sorpresa encontrarse con amigos en un bar. Una frase al oído que de momento no se comprende, con solo una palmada en la espalda, cariñosa, afectuosa, tierna, puede hacer comprensible cualquier buen deseo.
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