jueves, 19 de noviembre de 2020

LA MANO ALARGADA DE LA TRISTEZA

 Foto: J.X.

La tristeza alarga la mano y lo encuentra por todos los rincones.

No importa dónde se haya acurrucado para reponerse de la larga fatiga de los días más tristes y desolados.

Cuanto más se oculta, peor.

La tristeza, un poco irritada por la demora, pero, aun así, amorosa, alarga todavía más la mano, con astucia inquisitiva. Tiene en cuenta todos los resortes de escapatoria, revisa todas las posibles salidas. Él intenta sortear ese amor constante, perseguidor, calcula nuevas estrategias de huida, pero es en vano.

Ahí está de nuevo, ella, la tristeza. Harta de hacer la buscona, un poco irritada y sin embargo tolerante, alarga más y más la mano amorosa y vuelve a encontrarlo agazapado en un rincón.

“Esta vez tampoco quiero hacerte daño”, le dice. “Sólo vengo a rescatarte del agujero en que te escondes, para devolverte esto, mira, obsérvalo bien, es un objeto perdido de la novia muerta”.

Otras veces sí que la tristeza se muestra menos amable, incluso resentida por esa manera como tiene él de evitarla, ocultándose por los rincones de las casas y de las calles. Entonces, se muestra vengativa, y le arroja encima toda la tristeza del día de hoy y los residuos tristes de los días anteriores.


2 comentarios:

lectora de la Vall dijo...

Un text trist sobre la tristor.

una lectora del barrio dijo...

La tristeza es dura, cruel, se pega al cuerpo y al alma como una sanguijuela, y, si no te defiendes, le plantas cara y te la vas sacando como puedes de encima, acabas cediendo y dejando que sea ella quien gane la partida.