sábado, 31 de octubre de 2020

NO SABEMOS NADA MÁS

 Foto: J.X.


Agárrate a las palabras”, se decía. “Agárrate a ellas, que soportarán el peso.”

Pero llegó un día en que las palabras ya no podían sostenerlo.

Demasiado peso. No es que llevara muchas cosas encima. Pero el peso de esas pocas cosas le destruye. Cada uno tiene su resistencia, un límite más allá del cual no puede seguir avanzando.

Era el peso de pocas cosas, consideradas una por una, pero el conjunto de todas ellas lo hundía cada vez más

“No puedo con el peso de tantas pocas cosas que me destruyen”, se dijo finalmente, y desapareció por una calle que desembocaba en el mar.

No sabemos nada más.


jueves, 29 de octubre de 2020

UNA LEYENDA DE AMOR

Foto: J.X.


Cuenta la leyenda que, un sepulturero, enterado del amor que se tenían una niña y un niño (siempre paseaban dándose la mano), y que fueron atropellados en uno de los caminos de la aldea, decidió colocar a los dos niños juntos, dejando vacía una de las cajas mortuorias.

Como eran dos niños muy delgados apenas se notaría la diferencia de peso entre los dos ataúdes.

Pasados unos años, un amigo infiel del sepulturero confesó a uno de los familiares el engaño del entierro, y éste hizo una denuncia.

Las autoridades ordenaron la exhumación de los dos cadáveres y comprobaron que efectivamente una de las cajas estaba vacía. Confirmado el engaño, el sepulturero fue despedido de inmediato.

Se procedió, pues, a un nuevo entierro, separando los esqueletos enamorados de ambos niños, y colocando a cada uno en su ataúd y soledad correspondientes.

Pasados muchos más años, los dos ataúdes fueron desvencijados por falta de pago del mantenimiento del nicho. Los restos de los niños fueron arrojados a la fosa común, e incinerados un tiempo después con todos los demás esqueletos de la fosa.

Cuentan los del lugar que, cuando ardieron los huesos de la niña y del niño enamorados, el humo de la chimenea dibujaba pequeñas manchas rojas entre las nubes, como si fueran gotas de sangre amorosa.

miércoles, 28 de octubre de 2020

LA MUERTE EN EL MAR (Escrito anónimo encontrado en el buzón)

Foto: J.X. 

Se adentró en el mar y se rasgó las venas. Por fin lo había conseguido. No ensuciaría el cuarto de baño de su casa. Así no ofenderían a la vista las manchas de sangre al entrar en casa alguien de su familia. o aquella vecina a la cual había dejado una copia de la llave. por si un día pasaba algo, puesto que vivía solo.

La cantidad de sangre que derramaría en el mar sería insignificante una vez mezclada con la cantidad de sangre de la gente que muere ahogada a diario, y que se derrama hasta el fondo del mar, donde las cámaras de TV no accederán jamás para informar puntualmente en los telediarios. Nadie podría quejarse de la contaminación de las aguas por la sangre derramada por un individuo que no podía seguir viviendo.

El agua no estaba ni fría ni caliente, un temperatura propia del otoño en el Mar Mediterráneo. Llevaba consigo el cuchillo más adecuado, de hoja muy afilada y en punta, para rasgarse las venas y derramar toda la sangre en las aguas del mar.

Por eso no sería inverosímil ni falsa la noticia de los periódicos informando que se había encontrado un cuerpo ahogado en el mar con las venas rasgadas. Seguramente, algunos medios tal vez añadirían que se desconocía aún la verdadera causa de la muerte: “¿Un suicidio o acaso un asesinato encubierto?”, se preguntarían los más perspicaces y sensibles a la lectura de novelas del género policíaco.

martes, 27 de octubre de 2020

CONSEJOS ESCRITOS EN UNA PARED: CUANDO NO TENGAS FUERZAS

 Foto: J.X.

Cuando te falten las fuerzas para seguir, entorna los ojos, no dejes que los destellos oscuros de la realidad cieguen tus ojos, y, pese a todo, sigue adelante.

Calle arriba, subiendo hasta la penúltima esquina, una vez allí, hay que girar a mano izquierda, andar diez u once pasos más y entonces alzar la cabeza. Verás un balcón en el que hay una maceta con flores de tallo largo.

Con los hilos elásticos de la imaginación, puedes alcanzar el balcón y agarrarte a la maceta. No te preocupes, puede sostener el peso.

Los tallos de esas flores son tan resistentes, aguantan tanto el peso de las palabras y de los nombres, que volverás a sentir el roce de nuevas palabras perfumando la boca.

Al descender, cuando los tallos de las flores te depositen en el suelo de la calle, ya estarás en condiciones de anotar en un trozo de papel algunas palabras. Podrás decir, por ejemplo, que, si bien hace unos momentos no tenías fuerzas ni para escribir, ahora, en cambio, estás dispuesto a decirlo todo, con el aroma de nuevas palabras.

lunes, 26 de octubre de 2020

PLEGARIA DE LA NOVIA MUERTA

Foto: J.X.


Déjame descansar, deja que repose en el bosque de los espíritus, donde me albergo desde que nos separamos.”

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Así responde la novia muerta a quien se queja a diario por el abandono, por la ausencia de ella. Le ruega que sí, por favor, que piense en ella, si quiere, pero no de este modo, tan doliente, desempolvando todas las contradicciones y maldiciones de la vida, como si quisiera hacerla sentir culpable por morir y dejarle extraviado, inútil, en medio del camino.

Le encanta que le lleve rosas blancas -una cada sábado, vestida con una ramita en flor, un trozo de red de tela verde y un lazo de color-, de verdad que le agradece todas esas atenciones.

Pero ahora le ruega que, por favor, no sufra tanto, que no sufra de tal modo, que, incluso en el bosque de los espíritus, llega hasta la novia muerta el presentimiento del dolor, la inclinación del peso agobiante del sufrimiento de él.

Déjame descansar, por favor, esta es mi plegaria: atiéndela.”

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La novia muerta, contestataria más allá de la vida y la muerte -bromea con ternura uno de los espíritus del bosque.

domingo, 25 de octubre de 2020

SEÑALIZACIÓN AL FINAL DEL CAMINO

 Foto: J.X.

No sigas por este sendero.

Más allá del final del camino, no hay nadie.

Sólo encontrarás una alambrada.

Éste es, pues, el final del camino, el final de la escapada.

De todos modos, puedes volver mañana, si quieres, a ver si hay más suerte.

Tal vez alguien que sepa tu nombre habrá cortado la alambrada y estará esperando más allá del final del camino, más allá del final de la escapada, para decirte que..., allá, detrás del laberinto alambrado, más allá de la tierra vallada, cruzando el campo yermo, hay otro espacio, otro bosque frondoso, donde nacen flores que nadie ha visto nunca.


viernes, 23 de octubre de 2020

RECORDANDO A BENEYTO

Foto: Martina Stein (J.X.): "Beneyto y Tugues, en el Día del Microrrelato"

Link: PENSIÓN ULISES: EN LA JORNADA DEL MICRORRELATO: Fotos: Martina Stein Por tiendas y bares de Barberà del Vallès se anunciaba la “Jornada del Microrrelato”, organizada por la Bibliotec... 

LA ESCALERA DEL DOLOR

 

Foto: J.X.

Él ya había subido y bajado por la escalera del dolor, se había caído varias veces, pero ahora, en esta última caída, había sufrido el dolor más grande. El dolor más insoportable, decía.

A lo largo de su vida, se había preparado, casi a diario, para aceptar el dolor que había previsto que sería el mayor dolor: el de su propia muerte.

Pero se había equivocado, como tantas otras veces.

Después de tantas previsiones, después de tanto imaginar la propia muerte, ahora sí que le había llegado el momento de sufrir el dolor más grande, el más insoportable: cerrar los ojos de otra persona, cerrar con la mano los ojos a una persona querida, cerrárselos para siempre.

Cerrar aquellos ojos que ya no nos miran,

o que ya no sabemos lo que miran,

cerrar los ojos de una persona querida,

unos ojos sin mirada,

o sin saber nosotros lo que miran,

lo que ven esos ojos más allá de la mirada fija,

cerrárselos para siempre,

no puede haber un dolor mayor, más insoportable.

Con una excepción: que no puedas llegar a tiempo,

subiendo y bajando por la escalera del dolor.

de cerrar sus ojos,

de bajarle los párpados tú mismo,

y que no sepas nunca quién,

qué enfermera, qué desconocido,

le ha cerrado los ojos para siempre

a la persona querida.


jueves, 22 de octubre de 2020

EL DÍA SIGUIENTE

 Foto: J.X.

Para él, cada día era siempre el último día. Al día siguiente, es decir, mañana, no despertaría, estaba seguro.

Pero al día siguiente, despertaba otra vez, y volvía a decir lo mismo: que no le quedaba ni un día de esperanza, que para él no habría el día siguiente.

¿Tenía alguna enfermedad de mal pronóstico, grave, mortal?

No, que él supiera no, según constaba en los exámenes médicos estaba bien de salud.

Era otra la causa, decía.

¿Cuál?

No lo decía.

Se había desplomado en un laberinto interminable, y cuando se incorporaba veía otra vez aquella línea de tristeza, que no era la del horizonte, sino el límite del muro que rodeaba al laberinto.

No había otra salida excepto la visión alada del bosque de los espíritus, que acudían en su ayuda de inmediato, sin importar a qué distancia estuviera la bodega donde tomaban una cerveza de más (¿el bosque de los espíritus con una bodega?, se preguntarán algunos descreídos). 

Espíritus un poco mareados, tal vez. Pero siempre espirituales, y dispuestos a ofrecerte un mano amiga, aunque sea una mano espectral.

martes, 20 de octubre de 2020

CUANDO AMAR NO ES SÓLO CUESTIÓN DE PALABRAS

 Foro: J.X.

No es que él no pudiera amar, contestaba cuando alguien le preguntaba algo sobre el hecho de que él no parecía nunca estar enamorado, o querer a alguien más o menos, como suele ser lo normal en este mundo.

El problema es que él no podía decirlo. No podía decir: “Te quiero”.

A los sumo, cogía el brazo de la otra persona querida y podía apretárselo con suavidad, como prueba de cariño. “Amor”, “enamoramiento”, eran palabras mayores que él no se atrevía a pronunciar. Aunque las cosas hubiesen sido favorables y él hubiera sentido un enamoramiento exagerado o algo semejante, tampoco en este caso hubiera ido más allá del acercamiento al brazo de la otra persona y, como máximo, apretárselo un poco, suavemente.

Como es lógico, esa manera amorosa (él prefería decir “cariñosa”) de proceder, no sólo no facilitaba la comunicación sentimental, sino que además conseguía todo lo contrario, provocando mil y un malentendidos: no todo el mundo está preparado para recibir “un apretón cariñoso en el brazo”, en lugar del vulgar apretón de manos, advertía, con tristeza.

¿Cuántas veces le había apretado el brazo a la novia muerta cuando vivía, así como en aquellos largos días de la agonía? Muchísimas, innumerables veces. Pero hablar, lo que se dice hablar de amor, con palabras, besos y otras muestras palpables de amor normal, muy poco, casi nada, o nada, seamos sinceros, murmuraban algunos familiares en el Hospital, a escondidas. Él lo oía todo, pero no decía nada, se hacía el sordo, y miraba alrededor, desolado. No comprendía que los demás no pudieran entender sus pruebas de amor silencioso, de cariño táctil, más allá de las palabras, unas palabras que él no había aprendido a pronunciar nunca.

Sólo sabía mirar y apretar el brazo de la otra persona, como si fuera una variante de aquellas imposiciones de manos que celebraba su tía paterna, la curandera, la sanadora del barrio, que curaba los celos amorosos de los niños pasándoles la mano por la cabeza, sin tocarlos, apenas rozándoles los cabellos, con toda la delicadeza que es posible expresar en este mundo cuando tienes el alma en las manos.



lunes, 19 de octubre de 2020

CUANDO EL CUERPO SE INCLINA MÁS HACIA UN LADO

Foto: J.X.


Decía que últimamente se inclinaba demasiado hacia el suelo. 

Desde hacía ya un tiempo que sentía un peso muerto, como una tristeza que se le anquilosara en el hombro derecho. Por ello, se inclinaba más de ese lado, sobre todo al andar. Ya de niño, tenía ese lado del cuerpo más frágil a causa de una infección que había sufrido en el tobillo derecho.

Pero estas últimas semanas, como decía él, siente un mayor peso aún, y ya se inclina demasiado hacia el suelo.

Como si unos imanes ocultos bajo tierra quisieran, mediante esa atracción, mediante ese peso, convocarlo a una sublevación amorosa liderada por las novias abandonadas y muertas.

Relataba además que, en una de sus visiones nocturnas, apareció un espíritu que ya le anunciaba esta sublevación amorosa, que se estaba preparando en el bosque de los espíritus y las novias muertas.

Ese espíritu le explicaba, en aquella visión, que lo convocaban también a él por el peso que soportaba  en el hombro, que no era de tristeza anquilosada, como suponía él, sino el de una sangre amorosa, cuya cantidad se había coagulado en su hombro derecho. Este peso lo inclinaba hacia el suelo, hacia la tierra, en cuyo bosque secreto los espíritus y las novias muertas estaban ultimando la estrategia de la más grande sublevación amorosa de todos los tiempos.

domingo, 18 de octubre de 2020

BRINDIS INTERRUMPIDO

Foto: J.X.

Hoy, al entregar la rosa blanca y sacar de la bolsa el botellín de champán y las dos copas de cristal para brindar con la novia muerta, se ha oído de pronto como un suspiro, como un susurro. Guardó enseguida el botellín y la dos copas en la bolsa.

Comprobó que no provenía del murmullo de las hojas de los árboles que estaban allí cerca. Más bien parecía un sollozo reprimido.

Aplazada, pues, la ceremonia del brindis, escuchó más atentamente el silencio interrumpido por aquella súbita tristeza. Al volver la cabeza hacia la rosa blanca que acababa de entregar, ha descubierto, asombrado, cómo se deslizaban unas lágrimas por el tallo de la flor, separadas unas de las otras, de modo que se hubiera podido contar el número de lágrimas que se derramaban por la flor.

Él no sabía qué hacer. Dudaba de si era conveniente o no iniciar el brindis en aquel inesperado momento de tristeza.

Finalmente, transcurridos unos minutos, comenzaron a reducirse las lágrimas. Entonces, se decidió a iniciar la ceremonia del brindis, con toda la discreción del mundo de que era capaz, en aquel lugar retirado de la ciudad.

A los primeros sorbos del brindis, sin mediar palabra alguna, las lágrimas se secaron en el tallo de la rosa blanca. La novia muerta ya no estaba sola.


sábado, 17 de octubre de 2020

ESCAPADAS AMOROSAS

 Foto: J.X.

Salían muy temprano, al rayar el alba, del alojamiento municipal, vigilado por dos funcionarios. No tenían ninguna autorización firmada, ni siquiera un permiso especial para salir hoy, día de fiesta. No obstante, se escapaban aprovechando la hora temprana, cuando aún no había ninguna vigilancia en el lugar, y la vieja puerta de hierro lateral, entre hierbajos, hacía muchos años que no cerraba bien. Dejaba espacio suficiente para que día y noche entraran y salieran numerosos gatos, así como esas parejas que se rezagaban en los recodos del jardín público del alojamiento.

Los dos escapados corrían alegres por calles y plazas, subían al bosque más cercano. Ya en el bosque, seguían corriendo y saltando entre los árboles y las flores de los caminos. Era la alegría del reencuentro con la libertad amorosa; aquí, en un atajo imprevisto; allí, al cruzar la sombra de un sendero, otra vez esa alegría al sentir en el rostro el aire fresco y el aroma de la libertad amorosa.

Al anochecer, regresaban, pero sin prisas, bajando lentamente del bosque a la ciudad. Hasta que llegaban a las proximidades del mar, donde se hallaba situado el alojamiento municipal, cuya puerta lateral de hierro, ya sin peligro de vigilancia durante la noche, estaría mal cerrada como siempre.

Entrelazadas las manos, al llegar a destino se daban un abrazo y un beso de despedida, con un “hasta pronto”. Y cada uno se dirigía a su nicho (a su isla, como decían ellos) con la esperanza de volver a fugarse mañana por la puerta lateral: la puerta secreta de los gatos, de las parejas rezagadas y de los dos enamorados difuntos que se escapaban, al alba, del viejo cementerio.


martes, 13 de octubre de 2020

LA BUENA SOMBRA DE LAS FLORES

 Foto: J.X.

Érase una vez un niño que se enamoró de una niña.

La niña se enamoró también del niño.

Los mayores, las familias respectivas, no quisieron saber nada del enamoramientos de los dos niños.

Un par de familiares obstaculizaron que volvieran a verse. Los distanciaron más y más, con malentendidos y silencios.

Cuando los dos enamorados murieron, siendo ambos adolescentes aún, todas las casas del barrio se llenaron de lirios, de violetas, de claveles rojos y amarillos y de rosas blancas. Cientos, miles de flores ocupando todas las fachadas, balcones y ventanas de las casas.

Los vecinos, después de investigar y preguntar a unos y a otros, no supieron nunca quién tuvo la culpa de tanta flor, quiénes fueron los responsables de invadir las fachadas, ventanas y balcones de sus casas, de las casas del barrio, con miles y miles de flores, sin macetas, cubriendo las calles de sombra perfumada, como si hubieran arraigado en el aire.

Foto: Parque Cervantes (Barcelona)

SANGRE BAJO EL EMPEDRADO

Foto: J.X.

Tropezó con un adoquín que sobresalía de la calle, que formaba un agujero-trampa donde, al introducir el pie derecho, sufrió una torcedura muy dolorosa.

Debajo del adoquín levantado, se ocultaba un papel, pero no tenía un mensaje escrito, sino que envolvía un “pendrive” blanco. Se lo guardó en el bolsillo, se levantó del suelo como pudo y se fue cojeando, con el pie cada vez más hinchado, hasta un Hospital, donde le diagnosticaron un esguince grave en el tobillo y le enyesaron el pie.

Al regresar a casa, dejó el “pendrive” blanco olvidado en un cajón.

Unos meses más tarde abrió el cajón y se sorprendio al ver aquel envoltorio de papel con el “pendrive” dentro. Ya no lo recordaba.

Lo introdujo en el ordenador y escuchó la grabación. Era una grabación de voz con una declaración amorosa, que decía así:

"Cuando escuches esta grabación será demasiado tarde (en la grabación sonaba de fondo una música repetitiva, de piano). Esto es una declaración de amor que acabó sus días ensangrentada. Pero las manchas de sangre no eran de sangre amorosa, sino de una sangre de muerte... Cuando escuches esta declaración, ya será demasiado tarde -reiteraba la voz misteriosa."


lunes, 12 de octubre de 2020

EL CAJÓN DE LOS OLVIDADOS


Abrir el cajón de un viejo armario, arrinconado en favor de otro armario, con estanterías y cajones más modernos y prácticos, y hallar unos recuerdo olvidados: una cajita “Bambi”, con dos o tres lápices de colores de doble punta afilada, cada una de un color diferente. Unos cromos, con el álbum inacabado (siempre falta el mismo cromo para terminarlo).

O un cuaderno escrito y dibujado para salir a la aventura, con safaris y descubrimientos de cuevas ocultas y minas de diamantes en la selva. O para viajar en un barco pirata en busca de la isla del tesoro, enfrentándose los navegantes a mil abordajes de los corsarios del rey o de la reina -había que distinguir entre la bandera pirata negra con una calavera y las banderas de los corsarios, que eran otra clase de piratas al servicio del rey o de la reina de turno-, sin contar los mil peligros del mar y sus tempestades, ballenas y tiburones.

O hallar, después de tanto tiempo, camuflado entre algunas revistas de cine y amores románticos, un disco pequeño de cuatro canciones, lo que se llama un “single”: por ejemplo, éste, de Françoise Hardy, o este otro de Paul Anka, con aquellas primeras canciones en que destacaba el amor imposible, el corazón sangrante del muchacho solitario enamorado: “Lonely Boy”, “Canta, canta, canta”, “Tu amor” y “Prohibido”.

Más otras cosas olvidadas en el cajón de un viejo armario, que tanta ilusión y felicidad nos dieron en aquellos días, y que ahora reposan calladas y tristes, perdidas entre la soledad y el polvo de otros objetos ausentes, marginados de la vorágine de la vida cotidiana.

Hasta que, de súbito, un día despiertan al contacto de una mano y de una mirada, y rasgan la pátina de tiempo que los cubría, aquí, en el cajón de este viejo armario, dentro de una habitación de otra casa, que ya no es la casa de la infancia.



domingo, 11 de octubre de 2020

EL PAJARILLO LIMÓN

Foto: FreeImages.com


Él vive solo, como tantas otras personas.

Enfrente del balcón de la casa de la novia difunta, hay otro balcón con una jaula y un pajarillo amarillo, un canario, “el pajarito limón”, como él lo llama, que en primavera y en verano se pasa el día cantando, y canta más cuando ve a alguien en otro balcón o asomado a la ventana.

Es un pájaro que está solo y abandonado.

Hay otros pájaros que están solos, pero no abandonados, al igual que las personas.

Aunque uno viva solo, e incluso muy solo, siempre hay alguien dispuesto a no abandonarte. Por lo tanto, estás solo, pero no abandonado.

El pajarito limón que vive y canta enfrente del balcón de la casa de la novia difunta, está solo y abandonado.

Y él lo mira con tristeza y le hace compañía, silbando un poco de balcón a balcón.

El pajarito limón agradece el silbido y responde esforzándose en mejorar el sonido y la duración del canto, en embellecerlo, para el vecino de enfrente.

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Nota al poema en prosa, escrita unos días después:

Acaso todo tenga una explicación terrenal y sobrenatural a la vez: en una ocasión él y la novia difunta sepultaron a su pájaro cantor, amarillo, es decir, a un “pajarito limón” que tenían en casa -el cual murió, según el veterinario, de una infección-, bajo la tierra húmeda de una de las macetas del balcón, en la que floreció una planta silvestre de espigas doradas, como si fueran plumas amarillas.


sábado, 10 de octubre de 2020

EL MISTERIO DE LAS SEMILLAS

 Foto: J.X.


En las 9 macetas de su balcón y ventana siempre hay nuevas plantas y flores, sin necesidad de comprar semillas y sembrarlas.

El viento, los pájaros, los espíritus nocturnos y otros duendes del bosque, cosechan semillas solitarias que andan errantes del bosque a la ciudad, y las traen a esos albergues de tierra húmeda de las macetas del balcón y la ventana, para que florezcan.

Esas 9 macetas florecidas que habían enamorado a la novia muerta, y que, día tras día, al amanecer, ella correspondía con su dedicación y trabajo amorosos.




viernes, 9 de octubre de 2020

UN PAPEL MANUSCRITO ENCONTRADO EN EL BUZÓN

Foto: J.X.


Hoy, al abrir el buzón de su casa, se ha encontrado un sobre con un papel escrito a mano, que dice lo siguiente.

"Una palabra encadenada a otra. Una palabra trenzada a otra.

Una cadena. No. Una cuerda atada a la cintura, con las manos libres, unas manos que te permitan escribir, mientras vas bajando o subiendo del precipicio, Un día desciendes dos metros, otro día asciendes un metro. Depende del tiempo, de los días de sol o lluvia, del frío, del calor, de la luna, de las estrellas lejanas, depende del ánimo y de las fuerzas de cada momento.

Lo importante es no dejarse caer y ascender unos metros día a día, y entrar por una cueva plateada en el bosque de los espíritus."

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El texto lo firma: Un alpinista espiritual, que escribe el "Diario íntimo de una sangre amorosa", atado a una cuerda en el vacío de un precipicio.

La letra, la caligrafía de este papel parece la del espíritu del bosque que tropieza con las flores, ese espíritu bonachón, y a veces algo espiritoso -con una cerveza de más-, que suele colgar poemas manuscritos en las ramas de los árboles.




miércoles, 7 de octubre de 2020

RESÚMENES DE VIDA

Teatrillo de títeres y foto: Judith Xifré (alias Janet Xirgu)


Se quisieron de niños, y también de adolescentes, se quisieron.

Llegó la edad adulta, y todo lo destrozó. Los malos trabajos y los malos días resquebrajaron toda la cristalería de la juventud, y las figuras de cristal de la infancia rodaron por el suelo, rotas en mil pedazos.


Todo lo devastó aquella edad, la edad de los malos días y los malos trabajos.

Entre el corazón y el alma, sin embargo, en un espacio reducidísimo, vacío, cerrado herméticamente, se mantenía un resto de aroma de aquel amor, cuando aquella primera edad protegía el amor y rechazaba el acoso de la destrucción. Hasta que una noche, de madrugada, se presentaron, imperiosas, violentas, unas patrullas de los malos días y los malos trabajos para corromperlo y arrasarlo todo.

De aquel primer amor sólo quedó, muy escondido, emboscado entre los matorrales, un resto de aroma, y unas figuras de cristal por el suelo, rotas.



martes, 6 de octubre de 2020

UNA MALA JUGADA

 Foto: J.X.

Había apostado a favor de las visiones heterodoxas, de la palabra iluminada, de los enamoramientos efímeros, de las pasiones fugaces. Tiró los dados, chocaron entre sí después de golpear contra una banda de la mesa, y la jugada le fue desfavorable: los números de los dos dados sumaban un total de perdición. Había perdido.

Al abandonar el casino infernal -vacío el corazón, el alma gastada-, se dio de bruces contra una pared de la calle. Tenía un poema roto en las manos.

Entre los dedos, goteaba la sangre de un trozo de silencio.

Un silencio muy doloroso que no podía decirse, un silencio que no hubiera soportado escuchar ningún oído humano.

Un silencio que no podía ser dicho.

Se lavó las manos con un resto de su propia sangre, y desapareció por una bocacalle húmeda y estrecha.

Al fondo de la calle, había una luz oscurecida, temblorosa, que podía apagarse de un momento a otro por el fuerte viento que soplaba del bosque.

Para entrar en el bosque por el único lugar que la tormenta no cerraba, debía apresurarse y no perder más tiempo.

Aún le quedaba una posibilidad.

lunes, 5 de octubre de 2020

UNA BOLSA PERDIDA

 Foto: J.X.


Hoy, domingo, en el kiosco de flores del cementerio marino, él no ha comprado ni claveles rojos ni violetas. 

Hoy tenían la “rosa blanca vestida” (el vestido se compone de unas ramitas floreadas y un pedazo de red de jardín como envoltorio de la rosa, con un pequeño lazo amarillo, formando así el ramo de una “rosa blanca vestida”). 

Al dejar la flor en el vaso de la puerta de cristal del nicho, he notado a faltar un peso ligero en el hombro derecho: había perdido, por el camino, seguramente en el autobús, la bolsa de ropa que siempre llevaba colgada del hombro. No contenía ningún juego de llaves, ni cartera ni documentos ni dinero, excepto un botellín con un resto de gel higienizante para lavarse las manos como prevención contra el virus. Y otro botellín, trascendental, de cava y una copa de plástico para brindar con la novia muerta. Esta vez llevaba sólo una copa y era de plástico, de peso ligero. De haber llevado, como en días anteriores, las dos copas de cristal, más el botellín de cava, hubiera habido un mayor peso en la bolsa y habría notado al instante su pérdida.

Así, pues, aquel domingo no hubo brindis. Después de saludar amorosamente a la novia muerta y colocar la rosa blanca, ha salido precipitado de la Isla II del Camposanto, en busca de algún rastro de la bolsa. Incluso, por si acaso, a regresado a casa con el mismo número del Autobús, el 59 (aunque no era el mismo vehículo). Se lo ha comentado al conductor para saber si se sería posible hallar la bolsa en la oficina de Objetos Perdidos. El conductor le ha respondido que era mejor que llamara al 010 para informarse.

Al llegar a casa, no ha llamado. No valía la pena.

Brindarán otro día, con bolsa nueva, botellín de cava y dos copas de cristal, todo nuevo, para añadir fiesta y peso a la bolsa.

Más tarde, ya vendrá la tristeza al ojo derecho.

domingo, 4 de octubre de 2020

LA CONFESIÓN

Foto: J.X.

Hoy, lo confiesa, ha matado.

Ha matado, no la mala sombra, la mala vida o la mala muerte, no.

Ha matado malas hierbas: algunas plantas que tenía en las macetas del balcón y de la ventana.

Había una que invadía constantemente a las otras macetas, asaltándolas de una en una, por orden de proximidad,

En otra de ellas, el viento expulsaba demasiadas esporas, en dirección al mar (él vive cerca del puerto), y temía por sus ojos delicados.

Otra planta más, la ha arrancado por cierta superstición (que no contaremos aquí).

También ha arrancado de cuajo un cactus grande, que no dejaba de crecer, amenazante, con hojas como barquillas defendidas por diminutas púas. Y tres cactus pequeños de la misma familia.

Por eso lo repite y lo confiesa: hoy ha matado.

Ha matado cuatro cactus y algunas malas hierbas, que son justamente las que él prefiere y protege más.

sábado, 3 de octubre de 2020

HISTORIA DEL SALTAMONTES EN LA ESCALERA

Foto: J.X.

Un saltamontes despistado, de salto en salto, ha llegado hasta el pomo de hierro de la escalera del edificio, donde reposa.

Él lo quiere coger con la mano, el bicho salta entre sus dedos y se escapa. Vuela raso y desciende sobre el peldaño de la escalera, al descubierto, no se mueve, altivo. Él se acerca sigilosamente al saltamontes, intenta cazarlo de nuevo, y esta vez lo consigue. Con la mano.

El traslado. Lo lleva a un jardín público, de la mano, y lo deja en libertad entre las plantas.

No sabemos si el saltamontes podrá un día regresar al bosque y volver a saltar de una piedra a otra, de una mata de tomillo a otra, volando de flor en flor, de un monte a otro, de árbol en árbol, haciendo sonreír a la novia muerta que se refugia en el bosque, al amparo de los espíritus y de las otras novias muertas.


jueves, 1 de octubre de 2020

HAY UNA VOZ EN LAS PIEDRAS

Foto: J.X.

Hay una voz en el interior de las piedras que se ramifica y las horada. A través de una grieta, sale al exterior, a la luz del bosque, para enramarse con las flores.

Desde allí, desde las flores, entre los pétalos, oirás, si estás atento, cómo asciende una voz, un hilo de voz. Escúchala. No es el lenguaje de las flores, sino el de las piedras.

Una voz que hablará para ti. Una voz mensajera.

Sólo hay que prestar atención a las plantas que brotan de las piedras, cuyas flores se enraman a los muros y a las paredes solitarias, extendiéndose más al atardecer, como si temieran ser vistas a la luz del pleno día.

Advertencia: estas flores mediadoras destacan por tener un hilo gris, roto, entre los pétalos. Un hilo de voz.