En
este cartel podemos observar a una familia de elefantes bajo la carpa
del circo, animales-animales amaestrados y entrenados por los
hombres, que, como todo el mundo sabe, son otros animales que dejaron
de ser animales para ser más y peor que animales, que abusan hasta
el exterminio de sus semejantes y del resto de todos los animales de
la tierra, comenta el ecologista en el bar del barrio.
La
referencia no es política, ni religiosa, ni económica, pero podría
serlo, ¿no?, pregunta la vidente.
Como
los discursos de Navidad y Año Nuevo. Ayer Puigdemont hizo el suyo,
clandestino, a través de las redes sociales, informa el politólogo
del barrio.
Ya
empezamos con los lazos amarillos otra vez, replica la cuñada del
dentista.
Ya
saben que los taxis de Barcelona son negros y amarillos, pues bien,
yo me he pintado el mío todo negro, dice la vecina taxista.
¡A
ver si la Colau le quita la licencia y tendrá que hacer de taxista
en Bruselas!, exclama riendo la sobrina de la peluquera.
¿No
será por un casual la taxista de Albiol o Arrimadas?, pregunta la
hermana del informático.
¡Ojalá,
y a mucha honra!, responde la taxista.
Mi
madre tuvo un novio taxista, de Huesca, apunta la hija de la
bibliotecaria.
¡Como
las cajas religiosas que van de Lleida a Huesca atadas con lazo
amarillo, en taxi negro!, bromea la nieta del anarquista.
Vale,
vale, haya paz y concordia ¡y un mejor Año Nuevo de todos los
colores, incluido el amarillo!, brinda la dueña del bar, y recuerda
que el poeta romántico está con gripe y no ha venido.
¡Esos
poetas, que no se vacunan!, exclama el humorista.
¿Hoy
no haber tapas?, pregunta un turista inglés.