Foto: J.X.
No
sabía cómo hacerlo para no vivir y morir solo.
Pidió
ayuda a la novia muerta para que le acompañara a caminar por las frondosidades del bosque, lejos de la humanidad, hasta el fin.
Quería alejarse de este mundo, escapar del infierno de este mundo, e irse lejos, muy lejos, y deambular con la novia muerta por un camino de árboles, pájaros y nubes.
Pero
no recibía ninguna respuesta. Todo era silencio en el bosque.
O
quizás este era su destino y era mejor vivir y morir solo, pagando así todas las deudas de amor pendientes.
Nunca
podría hablar con nadie más, a las afueras del bosque. Tenía el horror de la ciudad debajo de la lengua, como si fuera la muerte.