sábado, 26 de febrero de 2022

UNA RAMA EN EL PRECIPICIO

 Foto: J.X.

Sin más palabras para hablar sobre la vida y la muerte, ya es hora de retirarse en silencio, decía.

No obstante, de vez en cuando, para no desequilibrarse del todo en la cuerda floja, prosigue hablando y añade palabras abandonadas, palabras perdidas en la calle, sobre la vida y la muerte.

Palabras abandonadas, palabras perdidas en la calle, y recuperadas, como una rama enraizada en la pared más encrespada del precipicio, donde uno puede agarrarse para retrasar la caída mortal.

miércoles, 23 de febrero de 2022

SECRETO DE CONFESIÓN

Foto: J.X. 

No hablaremos de ternura, ni de malentendidos, ni de separaciones y reencuentros.

Era secreto de confesión..., que él, en su juventud, pudo sobrevivir gracias al amor de ella, porque él no quería a nadie y había intentado suicidarse.

Era secreto de confesión..., que, años más tarde, llegó a amarla de un modo que hubiera dado la vida por ella.

Era secreto de confesión..., que esa necesidad de morir por ella sería desde entonces su modo de amar. Como una mística amorosa.

Ella, sin embargo, a la hora de la verdad, no pudo sobrevivir.

Al ser vencida por la muerte, él perdió el sustento más fuerte y auténtico: el amor de ella.

Fue en vano, pues, el afán de sacrificio de él. Sobrevivió el amor débil, el suyo, que no pudo sostener ni el cuerpo ni el alma de ella. Un amor sin fin, un amor inútil. Un charco en el bosque con restos de alma.

Intentó suicidarse. Pero esta vez no lo hizo en la habitación de su casa, como cuando era adolescente. Fue un acto más siniestro y sorprendente, que muchos no se explican aún: lo hallaron tendido en el cementerio, sin sentido, junto al nicho de ella, con varios frascos de píldoras y un ramo de flores deshecho alrededor del cuerpo, vivo aún.

Sobrevivió, sin poder sacrificarse por amor. 

Era descorazonador ver al pobre amante con los brazos extendidos, palpando el vacío que lo acompañaba a todas partes. 

Ponía el corazón triste verlo andar calle arriba, calle abajo, arrastrando los pies, como si fuera un payaso con la cruz a cuestas, a quien van a crucificar al lado de un artesano callejero del cuero, italiano, sin papeles (Giuseppe), y de una vendedora ambulante, también artesana (Judith), sin permiso para vender, que llevaba de un mercado a otro una mochila cargada de álbumes, libros en blanco, porta-fotos y carpetas hechas a mano.

Una araña teje flores de tela para los vivos que visitan a los muertos.

La infancia corretea entre las palmeras, con una pierna enyesada, cuando quedaban lejos los eucaliptos de la estación del tren, cuyos troncos jaspeados ella admiraba, y más lejos todavía los cipreses del mar. 

lunes, 21 de febrero de 2022

A TÍTULO PÓSTUMO

Foto: J.X.

No hablaba apenas con nadie y lo señalaron como insociable. Fue denunciado por unos vecinos.

Y lo detuvieron.

Pero se escapó aprovechando un descuido de la vigilancia.

Se fugó lejos de la ciudad. Sus piernas nunca le habían flaqueado. Excepto una vez, cuando la vio a ella en la cama del hospital, rígida, con los ojos muy abiertos. Le dio un beso y le acarició, bajo las sábanas, el lugar del dolor donde escarbó la muerte, el lado izquierdo del vientre muerto.

Años después, lo hallaron en un bosque, bajo unos matorrales, con el corazón abierto a navajazos.

Fue enjuiciado, sentenciado y ejecutado a título póstumo, en efigie, como uno de aquellos herejes fugados de las garras de la Inquisición. 

domingo, 20 de febrero de 2022

EL BRAZO

Foto: J.X.

Se arremangó la camisa, apoyó el brazo en la barra del bar y me mostró las cicatrices. Eran unos cortes, me dijo, señalándose las venas.

Por un asunto de juventud se las había cortado, me confesó, poetizando lo ocurrido para no explicarlo con tanta crudeza: “La sangre se derramaba por el brazo como si fueran hilos o tallos delgados de un ramo marchito, que goteaba en el suelo de la habitación.

Como si las flores secas se deshojaran bajo una fina lluvia roja, formando un pequeño charco de pétalos y sangre.”

Se bajó la manga de la camisa, se abotonó el puño, y salimos del bar. Ya en la calle, sentí un escalofrío húmedo en el brazo, como si alguien me cortara las venas con una hoja de afeitar y la sangre comenzara a derramarse. No dije nada. Nos dimos la mano y paseamos un rato, sin hablar, como dos novios improvisados. Como dos novios recientes, difuntos. 

Pasaron los días y las palabras.

Una noche lo encontraron muerto en la calle.

Llevaba un papel escrito en el bolsillo, envuelto en un pañuelo rojo. Era una confesión, dirigida a mí.

Sí, había sido él. 

Sentí un escalofrío de ceniza en la mano.

viernes, 18 de febrero de 2022

UNA POLILLA EN CASA

Era incorregible.

Se había enamorado otra vez.

Otro amor efímero: esta vez era una polilla que hacía varios días que vivía con él en casa.

Le gustaba verla revolotear de una lado a otro, en los cristales del balcón, en las habitaciones, o parada en una cortina.

Tampoco le importaba que se comiese algo de borra o lana de la ropa guardada en el armario, como le había advertido siempre su madre cuando ponía unas bolas blancas de naftalina en la ropa para ahuyentar la voracidad de las polillas, decía. Al contrario, ahora que vivía solo, dejaba el armario entreabierto para que esta amiga pudiera acceder al interior y alimentarse para sobrevivir.

Pero un mediodía, mientras él fregaba unos platos, la polilla revoloteaba por la cocina, se paró en el mármol de la pila del fregadero y una salpicadura de agua le mojó las alas. Al intentar salvarla, la polilla, moviendo apenas las alas mojadas, se desprendió de los dedos dejando un polvillo, y fue tragada por el desagüe de la cocina.

Aún hoy siente pena por la pérdida de aquella polilla.


miércoles, 16 de febrero de 2022

UN LARGO VIAJE

 Foto: J.X.

Después de aquel largo ajetreo, de aquel incómodo trajín en el penúltimo vagón del tren de la vida y la poesía, el azar -en el que siempre había confiado- le había conducido a la tan esperada estación término, al destino final del viaje.

Bajó del tren y se dirigió al lugar de la cita, con una devoción amorosa que antes jamás había sentido. La cita era un poco más allá de la estación.

Ya de lejos vio un resplandor de color. Era ella.

Apresuró el paso. Había llegado antes que él. La novia muerta ya le estaba esperando, con media hoja de papel jaspeado en cada mano, recién pintadas. 

Ahora yo comprendía las palabras de aquel amigo tan especial, de aquel novio de la novia muerta, cuyo corazón quería vivir y resistió días y días. Pero ella quería morir, y el corazón dejó de resistir.
Cada vez que él acudía a la cita y se encontraba con la novia muerta, le decía: 
"Quiero morir para vivir a tu lado. Al lado muerto de la vida".

Era un largo viaje.

domingo, 13 de febrero de 2022

EL VERTEDERO

Foto: J.X.

Esta vez no pudo llegar a su destino.

Cuenta la leyenda que no pudo soportar más el peso de la realidad. Había conocido a una persona cuya bondad y belleza la muerte destruyó. No pudo resistirlo. Le quedó el alma desprotegida, desnuda. Fue entonces cuando la memoria pesó y supuró todo el veneno que su cuerpo había ido acumulando a lo largo de la vida. El alma, sin aquella protección vital de bondad y belleza, también fue a su vez envenenada. Medio muerta por el veneno, aún pudo, sin embargo, refugiarse en un escondrijo sano del cuerpo envenenado y ocultarse por un tiempo.

Cuando llegó la muerte y encontró el escondrijo del cuerpo de él, ya sin vida, el alma había desaparecido. Pero aprovechó para atormentar más aún al cuerpo envenenado y muerto, hasta matarlo otra vez, un cuerpo dos veces muerto, y descubrir el origen de la maldición, de los sueños oscuros de su vida, que la propia muerte ignoraba.

La narración de la leyenda no puede ir más allá, desangrada con las últimas palabras, y seguir revelando el misterio de la doble muerte de aquel cuerpo y de la enfermedad de su alma fugitiva.

Él no pudo soportar, pues, la realidad, y cayó de bruces en un lugar recóndito situado entre dos rocas, al borde de un precipicio, con la memoria envenenada supurando en el polvo, y un ramo de flores en las manos.

Se incorporó a duras penas, hasta que pudo arrodillarse. 

Y permaneció allí el resto de su vida, entre las dos rocas, descalzo de cuerpo y sin alma, sobre un suelo de cristales rotos, junto al precipicio, lejos de todo el mundo, como un ermitaño malherido.

El ramo de flores se marchitó prendido a los huesos de las manos del esqueleto arrodillado.

Una noche se acercó a las dos rocas el conductor de un camión de la basura, que, indeciso, resolvió al fin introducir con una pala aquellos restos de huesos y flores en bolsas de plástico.

Al amanecer, lo descargó todo en el vertedero de un acantilado, cerca del mar, donde reciclaban la basura de la ciudad que recogían cada noche.

Uno de los trabajadores de la industria recicladora recuerda que, aquel día, había unos huesos extraños que se resistían a ser reciclados como el resto de la basura recogida. Eran trozos de aquel cuerpo envenenado, de aquellos huesos del esqueleto que se había quedado sin alma, arrodillado al borde de un precipicio, entre dos rocas, y polvo de flores en las manos descarnadas.


sábado, 12 de febrero de 2022

DOS CERVEZAS, POR FAVOR

 Foto: J.X.

La tenía a su lado, muy cerca, a unos pocos palmos de distancia.

Lo acompañaba desde hacía meses, tanto en casa como en la calle, adondequiera que fuese allí estaba ella, flanqueándolo.

Si entraba en un bar y se dirigía a la barra, ella también entraba y se subía a uno de los taburetes de la barra del bar. Él la invitaba y pedía una cerveza para cada uno. Ella, que no estaba acostumbrada a beber ni una cerveza, enseguida se animaba y hablaba más de la cuenta.

Le pedía disculpas por lo del otro día, por haberse llevado a su novia. Por haber raptado de aquella manera, con tanta precipitación, a la novia muerta.

Era así. Tomaba una cerveza y ya hablaba más de la cuenta, la muerte.

Al final, salieron del bar tropezando el uno con la otra, él y la muerte. Ella se fue calle abajo, hacia el barrio del puerto. Él giró a la derecha por una esquina, y subió hacia la montaña, calle arriba.



jueves, 10 de febrero de 2022

SE LLAMABA MODESTA

Foto: J.X.

Se llamaba Modesta, y era una vagabunda italiana que una noche se desmayó y murió en la calle, más sola y abandonada que nunca, por ir dejada y sucia de cuerpo, como han muerto otros vagabundos.

Los servicios de asistencia pública (ambulancias, etc.), no quisieron recogerla y la dejaron ahí tirada, en la calle, como un “fardo de suciedad”, que sólo podía ser recogida y trasladada por un camión de la basura, dijeron algunos.

Al hacerle la autopsia la lavaron de los pies a la cabeza con agua enjabonada y otros líquidos, mediante una manguera.

Seguramente, como hacen con los cadáveres de otros vagabundos, acabó en la fosa común o, tal vez, en una clase práctica de anatomía donde te diseccionan el cuerpo para que lo estudien los futuros médicos. La inutilidad de una vida, de un cuerpo vagabundo e inútil y rechazado por la sociedad, ahora podría ser estudiado, analizado e incluso digno de ser conservado para posteriores lecciones de anatomía, valorando clínicamente todas las partes del cuerpo, de arriba abajo... 

Pero nadie pudo ver el alma, limpia, transparente, que se escapaba de los instrumentos quirúrgicos por un agujero del cuerpo, un alma que no había sido lavada por las manos profanadoras de los hombres.

Por las noches, en algunas papeleras arden las últimas palabras desesperadas escritas en papeles manchados. Son cenizas de palabras que aún sangran cuando son arrojadas al vertedero.


miércoles, 9 de febrero de 2022

CUESTIÓN DE TRATO

Foto: J.X.

Que prefiriera el trato de los muertos al de los vivos, no era, decía, por mala educación, ni tampoco por descortesía al mundo, a la vida.

Era, simplemente, por el sosiego espiritual que sentía al tratar con ellos, con los muertos, sin aquellas malas jugadas, aquel juego sucio a que son tan dados los vivos, por naturaleza.

Era más agradable querer a los muertos y regalarles flores. Aunque el ramo hubiera perdido esplendor y entre las flores marchitas hubiera algunas malas hierbas, no despreciaban nunca el esfuerzo de la flor, aquel perfume de flor marchita.


martes, 8 de febrero de 2022

CARTEL

 

Cartel dibujado por Judith Xifré presentado al concurso convocado por la Travesía a nado del Puerto de Barcelona /2011, organizada por el club Atlètic-Barceloneta. 


OTRAS FORMAS DE AMOR

Foto: J.X.

Hoy no ha encontrado flores, le dice.

Se pone a su lado y le hace compañía, sin flores.

Ella parece entenderlo. Sin embargo, le reclama unas flores para el próximo día, “con dos flores es suficiente, ya lo sabes”, le recuerda.

Él asienta con la cabeza, y sigue ahí, a su lado. Le promete cumplir el compromiso amoroso de las dos flores.

Y sigue ahí, velándola, hablando de flores con ella, con la novia muerta.

Hay otras formas de amor.

lunes, 7 de febrero de 2022

EL RAMO MARCHITO

Dibujo de Judith Xifré de un ramo marchito para el libro, El espía del ramo marchito, con prólogo de Valérie Tasso, e ilustrado por Beneyto. Editorial Emboscall, 2007.



domingo, 6 de febrero de 2022

AL CERRAR LA PUERTA DE UN PORTAZO

Foto: J.X.

El día después de todo lo ocurrido (las enfermeras la habían lavado y peinado, como si la embellecieran para una boda u otra cita importante), cuando la muerte entró, la raptó, salió cerrando la puerta de un portazo y se fue con ella escaleras abajo..., fue entonces.

Entonces, él supo que el mundo le sería extraño y hostil para siempre.

Le costó mucho, al principio, abrir la puerta cerrada con aquel portazo, bajar las escaleras y salir, o mejor dicho, arrojarse a la calle, arrastrando los pies, con la novia muerte dentro.

Llevaba a la muerte estigmatizada en la cabeza y cuerpo abajo, acumulándose en los pies, que arrastraba.

Un triciclo turístico estuvo a punto de atropellarlo, el conductor frenó, indignado con el transeúnte.

Éste se acercó al conductor y le explicó que la muerte le ataba los pies y no podía andar sino arrastrándolos.

El conductor, pretendiendo consolarlo, le dijo que lo sentía y que todos, al fin, acabaremos muriendo.

Él le miró con ternura, sonrió, y se despidió saludándole abriendo la mano.

Siguió calle arriba, arrastrando los pies, en busca de una floristería que tuviera flores para la muerte. 

Cuando la muerte cerró la puerta dando aquel portazo, él perdió el lugar que habitaba. De ahora en adelante, ya no habría en el mundo ningún lugar para él.

Los últimos días de su vida seguía arrastrando los pies hacia más allá, con los brazos en cruz, un ramo marchito en la mano derecha y otro en la mano izquierda.

Como anunciaba una visionaria del barrio, aficionada a las películas del Oeste y algo irónica: "Para salvar un alma, lo mejor es encontrar a alguien que la haya perdido."


sábado, 5 de febrero de 2022

EN LA TIERRA Y EN LAS NUBES

Foto: Judith Xifré sentada en tierra, y un servidor en la nubes, haciendo equilibrios, o algo parecido, en una rama.



viernes, 4 de febrero de 2022

DESPOJAMIENTO

Pedía perdón por todo y a todo el mundo, y entregaba como estampas de santidad  unas "felicitaciones de Navidad" de parte del basurero: dispuesto a recoger, como penitencia, toda la basura de las casas y de las calles, desde la más pequeña a la más grande basura.

Su cuerpo -decía al pedir perdón- había sido como una alimaña que hubiese devorado a su alma.

Y que ésta, su alma, al ser devorada, había acabado por envenenar al cuerpo y dejarlo sin vida. O, mejor dicho, vivo, pero muerto.

El cuerpo, sin habla, envenenado por el alma devorada. El espíritu carcomido, agujereado.

Por eso el cuerpo -seguía explicando en busca de perdón- ya estaba en el matadero, abierto en canal en la mesa de despiece.

Troceado, a piezas reconocibles (corazón, tripas, cerebro, hígado, lengua y otros menudillos), cuelgan ya de los ganchos de la tienda de carnicería de despojos. Algunas piezas sangran aún sobre el mostrador de mármol de la tienda.

Pasa por delante de la tienda y se ve a sí mismo, despedazado, como una alimaña sacrificada. Menudillos de alma y lengua de espíritu colgados de los ganchos y goteando la última sangre sobre el mostrador. Como exvotos ensangrentados.

Una vida despojada, despiezada. Despojos de casquería.

Pide perdón por todo y a todos, pero es en vano. Porque la única persona que podía perdonarle -y le perdonaba, dice-, desapareció en la soledad de los bosques y no volvió jamás.

Tampoco ella pudo salvarlo ni con todo el amor del mundo.

(Cuentan que una amiga psicoanalista le diagnosticó que se encariñaba demasiado con la gente, llegando incluso a enamorarse de mujeres y hombres a los que apenas conocía. Eran enamoramientos efímeros, decía él -tanto en lo físico como en lo afectivo-, puesto que después, por un motivo u otro, esa gente se trasladaba a otra parte y ya no volvían a verse. O bien, era él quien se iba -como si rompiera relaciones-, regresaba a casa, y aquí finalizaba el enamoramiento efímero. En realidad, nunca fue un amante, lo que se entiende como  un amante, desde que murió su novia en plena juventud y vivió solo el resto de su vida. Tenía amigas, amigos, y esos enamoramientos efímeros -que. aun siendo efímeros, le hacían sufrir mientras duraban, le advertía la amiga psicoanalista-, pero jamás fue el amante real de nadie).    

Era como un novio muerto, solitario, que vagaba de una calle a otra, de bar en bar, buscando el perdón y un ramo de flores para la novia muerta.

Todo es enigma y dolor. 

jueves, 3 de febrero de 2022

DE PARÍS A GRECIA

 Foto, Judith Xifré: "Autorretrato de interior"

Judith Xifré (a la izq.) en Grecia, con una amiga que conoció en el propio país haciendo autostop. Viaje que hizo sola en un barco griego desde Barcelona, después de trabajar más de un año como "femme de ménage" (criada) y vivir en buhardillas de mala muerte en París, relacionarse con algunos exiliados catalano-españoles, y estudiar la cultura y la lengua francesa en la Alliance Française. Otros tiempos, en días de penuria, aventura y riesgo.


FOTOGRAFÍA DE UN "MONTÓN DE AMARILLO"

Foto: Judith Xifré susurrando a su "montón de amarillo", como un poema irlandés nombra a un pajarillo de plumas amarillas. 



miércoles, 2 de febrero de 2022

“NO ABANDONES TODA ESPERANZA”

Foto: J.X.

No todas las almas aletean y vuelan bajo el azul del cielo.

El último trozo de su alma salió de su cuerpo, no volando, sino arrastrándose por el suelo de una calle sin salida, hasta fugarse por un agujero del muro que cerraba la calle.

Su cuerpo se quedó ahí, sin poder moverse, detenido en la calle sin salida.

El muro tenía clavada una madera escrita, que advertía:

    No abandones toda esperanza.

Alguien escribió aquí:

Aunque esté muerto y enterrado,

o incinerado y esparcidas las cenizas

al viento o al mar,

te echaré de menos,

te echaré de menos,

y los gusanos mojados de lágrimas

saldrán del cuerpo y del alma,

en busca de una flor para ti”.

martes, 1 de febrero de 2022

ESCRITO EN LA PARED DE UN CALLEJÓN

 Foto: Judith Xifré

Escrito en la pared de un callejón, a brochazos, con tinta negra:

Escribir hoy algo, lo que sea, cuatro o cincos palabras, o varias frases o versos, para mañana poder corregir lo escrito y, así, prolongar la vida un día más.