Foto: J.X.
Comprobó que no provenía del murmullo de las hojas de los árboles que estaban allí cerca. Más bien parecía un sollozo reprimido.
Aplazada, pues, la ceremonia del brindis, escuchó más atentamente el silencio interrumpido por aquella súbita tristeza. Al volver la cabeza hacia la rosa blanca que acababa de entregar, ha descubierto, asombrado, cómo se deslizaban unas lágrimas por el tallo de la flor, separadas unas de las otras, de modo que se hubiera podido contar el número de lágrimas que se derramaban por la flor.
Él no sabía qué hacer. Dudaba de si era conveniente o no iniciar el brindis en aquel inesperado momento de tristeza.
Finalmente, transcurridos unos minutos, comenzaron a reducirse las lágrimas. Entonces, se decidió a iniciar la ceremonia del brindis, con toda la discreción del mundo de que era capaz, en aquel lugar retirado de la ciudad.
A los primeros sorbos del brindis, sin mediar palabra alguna, las lágrimas se secaron en el tallo de la rosa blanca. La novia muerta ya no estaba sola.
2 comentarios:
Bellísimo y muy poético este relato, mensajes de la flor blanca que dicen esperar un brindis.
Ramon Bosch Boada: No és bo que ens allunyem massa.
Montse Margarit: Las lágrimas también pueden ser de alegría!!!
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