Así es, cien mil millones de neuronas producen un poema si, como indica el neurólogo francés Dick Swaab (director del Instituto Holandés de Neurociencias) en su libro Somos nuestro cerebro*, el alma es un malentendido:
"La mente es el resultado del funcionamiento de nuestros cien mil millones de neuronas, y el alma, un malentendido. El uso universal de concepto de alma parece estar basado solamente en el temor que el ser humano tiene a la muerte, el deseo de volver a ver a los seres queridos y la errónea y arrogante idea de que somos tan importantes que algo de nosotros debe quedar a nuestra muerte".
La calidad del poema, pues, dependerá de las buenas o malas conexiones de los cien mil millones de neuronas de cada uno de los poetas, y el poema no tendrá nada que ver con las musas, ni con la inspiración, ni con el primer o el último fracaso amoroso, ni con las ganas de fastidiar a otro poeta o seducir a la vecina, ni con el esfuerzo y trabajo lírico de uno o la vagancia poética de otro. Buenas o malas conexiones entre los cien mil millones de neuronas producirán el poema, el buen poema, o el "mal poema" que ya descubrió Manuel Machado.
¿Y las circunstancias, "el poema y su circunstancia", el momento histórico y emocional implicado en la sentimentalidad del poeta y del poema? Peccata minuta, dentro del sistema de funcionamiento de los 100.000.000.000 de neuronas que formalizarán el poema, y donde todas las quejas del alma no serán más que un malentendido que se ha venido conservando e imprimiendo a lo largo de la historia de la Poesía, un malentendido de la palabra con el corazón que no era corazón y el alma que no era alma.
Si entendemos y aceptamos que el alma es un malentendido y que todo es química y conexión neuronal, quizá el amor romántico y el poema dejen de ser peligrosos, como ya advertía la antropóloga Helen Fisher a Eduard Punset en una entrevista**:
"Cuando
nos acostamos con alguien y no lo amamos, no nos importa realmente si
también se acuesta con otros. Pero cuando nos enamoramos, pasamos a
ser realmente posesivos. En la comunidad científica lo llamamos
”vigilancia de la pareja”. El amor romántico es muy peligroso.
Lleva consigo una gran felicidad y una gran tristeza. Cuando se nos
rechaza estando enamorados, hay personas que pueden matarse, o matar
a otra persona".
En suma, la peligrosidad del amor romántico y del poema dejarían de existir si todo lo que concierne al alma, ese malentendido platónico y místico, fuera considerado como pura química e interconexión neuronal, y probado como un pastel de chocolate efímero, intrascendente, pero que aún conserva cierta magia a pesar de conocer todos los ingredientes que lo componen.
Menos poesía arrebatada, pasional, y sírvase el poema frío, como corresponde al arte poética de los 100.000.000.000 de neuronas de cada poeta, ya sin el tradicional y trascendente malentendido de su alma.
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* Reseñado en Babelia, "El País", 28.06.14
** http://www.eduardpunset.es