
Espero que sepan disculpar a esta novata. Esta afición literaria, desbordada al escribir, que ha surgido en mí últimamente es por no tener presente ni a Gracián ni a las nuevas tecnologías, que precisan de brevedad como dice un pensionista. He comprendido que si quiero participar de ellas hay que conocer las reglas del juego, que esto es un blog, y como tal hay que saber comportarse o escribir en él. Vuelvo a pedir disculpas.
Aprendida la lección, y respetando las reglas del juego, me dispongo de nuevo a participar en este blog. Eso sí, dando una interpretación libre del tema que a cada dos por tres vuelve a debatirse en este Blog, aunque presentado de formas diversas, sobre la prosa, la poesía, o que si prosa, que si poesía, etc.
El otro día, mientras estaba preparando los alimentos para hacer un guiso entre pollos y vegetales, de pronto me hice estas preguntas:
¿Alguna vez se ha visto que en una carta de menú el besugo sea la guarnición de un par de tomates al horno, y no al revés?
¿O que un suculento filete sea el acompañamiento de un par de patatas hervidas? Ustedes me dirán ¿y esto qué significa?, ¿qué tiene que ver el besugo con la literatura? ¿Volvemos a meternos de nuevo en berenjenales? ¿"Cocinera a tus pucheros”? Pues sí, como santa Teresa, busco entre los pucheros un poco de claridad.
Quiero decir que me gusta más la prosa con guarnición, con elementos poéticos o prosa poética. El plato sería de besugo (prosa) con guarnición de patatas asadas, hortalizas, tomates (poesía, con perdón), no a palo seco. La poesía hace que la prosa sea más suculenta, más sabrosa. Pero también, no crean, me gusta saborear la prosa sola, sin guarnición.
En cuanto a la poesía, prefiero que tenga elementos narrativos, de prosa, como en la poesía de Walt Whitman. Un plato también con guarnición, en este caso de salsa narrativa. Pero también me gusta la poesía sola, como la de de Emily Dickinson. En realidad me apetecen todos los platos, eso sí, bien cocinados y condimentados.
Pero, claro está, en estos temas hay que contar con los partidarios de carnes y pescados y también con los vegetarianos. Es decir, con toda clase de platos sencillos o combinados, con la cocina casera y la de restaurante. Por no hablar de la “nueva cocina experimental”, con sus “espumas de pimientos verdes o aires de zanahoria” (deliciosos, siempre que se haya comido antes una buena tortilla, como diría Josep Pla).
Cuestión de paladar, en definitiva, y que cada uno se aliñe los "alimentos terrestres" a su gusto.
Bon appétit.
Muñequita Linda