Foto: J.X.
El
problema de bajar a los infiernos, por curiosidad, como han hecho a
lo largo de la historia, algunos poetas y artistas; o por necesidad,
como hizo Orfeo tocando la lira y cantando para rescatar a Eurídice,
se plantea después, al ascender.
Ante
lo escarpado y las tentaciones que cubren de hojas y de musgo el
camino de subida, para disimularlo, los vigilantes del abismo
intentan confundir a los caminantes, haciéndolos resbalar de nuevo
hacia abajo, como me ocurrió una vez a mí, confiesa el espíritu
que resbala con las flores, desde entonces, añade.
Como
dijo un Sumo Pontífice: “El
cielo no es un lugar físico entre las nubes, y el infierno tampoco
es un lugar”, comenta una voz lejana del bosque.
No
hay que bajar, no hay que descender a ningún lugar para curiosear o
vivir las fiestas grotescas que se cuecen en los infiernos: están en
casa o al lado de casa, a la vuelta de la esquina o cruzando una
frontera. Los infiernos están aquí mismo, en nuestra querida tierra
diabólica, explica otro espíritu, el bebedor de cerveza.
Estamos
mejor aquí, en vuestro bosque, en el bosque de los espíritus,
custodiando la estancia de la novia muerta, entre las flores y el
rumor de las hojas, bajo el manto de plumas que dejan caer los
pájaros desde los árboles, para abrigarle el sueño, dice él.
Mientras
tanto, esperaremos que se rompa el confinamiento de las flores de la
ciudad, y podamos volver a la rosa blanca cuyo aroma habla con las
novias muertas, pronostica otro de los espíritus.
También
podríamos quedarnos en el bosque de los espíritus para siempre, y
bajar a la ciudad un día a la semana, los sábados, para adquirir la
rosa blanca que viste con un rama el kiosquero del cementerio, indica
el espíritu que resbala con las flores.
En
lugar de descender y ascender de los infiernos, bajaremos y
subiremos, de la ciudad alocada y resquebrajada, al bosque de los
espíritus, donde las novias muertas, al despertar bajo la sombra de
los árboles, nos invitarán a bailar un vals, que no será nunca el
último vals, anuncia una voz que resuena en el interior de una
piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario