Pillaje en la gala del Premio Planeta 2018 (elperiodico.com)
¡Cómo
somos, nunca tenemos bastante!, comenta la hermana del informático
al leer que numerosos invitados a la entrega del Premio Planeta se
llevaron a sus casas los centros florales de las mesas, a los que
iban atados dos o tres libros antiguos, de anticuario, como base,
cedidos por una Fundación que ya los ha reclamado en un tuit a la
escritora Llucia Ramis: fundació@Fuparn. Aquests centres de taula
han estat elaborats per la nostra fundació gràcies al conveni de
lloguer amb una llibreria especialitzada en llibre antic. Agraïm
qualsevol gest en la recuperació dels exemplars desapareguts durant
la gala. Moltes gràcies.
Al
parecer, algunos de los invitados-pillastres ya han devuelto los
libros, cuenta Llucia Ramis, que también se llevó uno de esos
centros florales con libros, pero que, según confiesa, ya los ha
devuelto a la librería anticuaria, añade la hermana del
informático.
De
todos modos, seguro que los del hotel los hubieran tirado a la basura
esa misma noche, como ocurre siempre en esta sociedad de consumo
devorador, apunta la vidente del barrio.
Una
vez pagadas las flores y consumida la fiesta, ¿para qué conservar
las flores y los libros atados?, se pregunta con ironía la nieta del
anarquista.
Así
va el mundo, Facundo, unos tanto y otros tan poco, sentencia la
vecina taxista.
Por
un lado, despilfarro, insatisfacción con todo; por el otro,
carencia, necesidad de todo, apunta el poeta romántico del
barrio.
En un ranking europeo de vulnerabilidad social, después de Rumanía, Estonia y Lituania, aparece España ("La Vanguardia", 13.10.2018), comenta el politólogo.
En un ranking europeo de vulnerabilidad social, después de Rumanía, Estonia y Lituania, aparece España ("La Vanguardia", 13.10.2018), comenta el politólogo.
Yo
también lo he leído, dice el periodista en paro.
¡Vamos,
ya estamos contra la marca España!, se queja la cuñada del
dentista.
¡Tiene
razón, no cambiarán nunca, siempre desprestigiando lo nuestro!,
añade la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que
fiscaliza en tiendas y bares, explica la hija de la bibliotecaria,
por si acaso.
Lo
dicho: mucha modernidad, frivolidad y nueva cocina de chef
internacional, y a tu lado bolsas de la basura abiertas como almacén
de restos de comida gratuita, denuncia la sobrina de la peluquera.
Así
es de cruel este maldito mundo, ¡pero aquí, en mi local, las
comidas son sanas y caseras, sin lujos ni centros florales!, advierte
la dueña del bar.
¡Ni
micros ni detectives políticos!, exclama el humorista, riendo y saltando del taburete, a
punto de caerse.
2 comentarios:
Montserrat Espasa Romeu: Per no perdre el costum, aquesta lliçó la tenim massa apresa, és com l'educació.
Angel Terron-Homar: Diví!
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