Si
todo el mundo quiere ser independiente y vivir a su manera, ¿por qué
molesta tanto la independencia de los otros, sobre todo cuando sus
intereses no coinciden con los nuestros?, pregunta la nieta del
anarquista.
Porque
el problema no es la independencia, sino el interés, responde la
vidente del barrio.
No
todos los individuos quieren ser independientes. Mi hijo siempre dice
que prefiere vivir conmigo y que trabaje su padre, dice la vidente
del barrio.
La
unión hace la fuerza, y la discordia debilita, dice la cuñada del
dentista.
Tengo
un libro de fábulas de Esopo que habla de estas cosas, de la
fortaleza que tienen los juncos bien unidos y atados, apunta la
librera del barrio.
Fuerza,
poder, todo atado para tener más dominio sobre los otros, ¿la
libertad no es otra cosa?, pregunta la sobrina de la peluquera.
No
haga preguntas anticonstitucionales, advierte la fiscal del barrio.
Ah,
bueno, se trata de eso, entonces apaga y vámonos, dice el poeta
romántico.
"Vamos
a la playa, / calienta el sol", canta la hija de la bibliotecaria.
Esto
pinta mal, indica la sobrina de la peluquera.
Me
voy al Parlamento a buscar un huevo de Pokémon, dice la hermana del
informático.
Algo
es algo dijo un calvo que un pelo le salió, apunta el humorista.
Algo
es algo dijo un calvo que un peine se encontró, añade la dueña del
bar.
"La
independencia no es para viejos", será el título de la primera
película de mi hija okupa, anuncia el politólogo del barrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario