La
hermana del informático abre el portátil y nos lee la historia del
"garrote vil":
"El
garrote, con sus refinamientos, fue instituido porque el ahorcamiento
se consideraba excesivamente cruel, ya que el lapso hasta la muerte
era mucho más largo. En el momento en que se instauró el garrote, a principios del siglo XIX, este argumento se mostró válido.
Posteriormente los ingleses perfeccionaron la técnica de
ahorcamiento mediante caída larga y escotillón, que convirtió este
procedimiento en el más rápido y limpio.
El
uso del garrote se generaliza a lo largo del siglo XIX, favorecido
por la simplicidad de su fabricación, que estaba al alcance de
cualquier herrero. Mediante decreto de 24 de abril de 1832, el rey
Fernando VII abolió la pena de muerte en horca y dispuso que, a
partir de entonces, se ejecutase a todos los condenados a muerte con
el garrote:
Cada
tipo de ejecución llevaba aparejada una escenificación distinta,
diferenciándose cada una principalmente por el modo de conducir al
condenado hasta el garrote: los condenados a garrote noble iban en
caballo ensillado, los de garrote ordinario iban en mula o caballo y
los de garrote vil en burro, sentados mirando hacia la grupa, o
arrastrados. Es la denominación garrote vil la que ha prevalecido y
hoy en día se suele usar este nombre para designar tanto al
instrumento como a la pena de muerte que lo utiliza[cita requerida].
La
ejecución se anunciaba con unos tambores con el parche flojo, no
tirante, que se llamaban «cajas destempladas», de donde ha quedado
la expresión."
¡Y
esto en pleno siglo XX, qué barbaridad!, exclama la dueña del bar.
El
garrote viene de más lejos, y lo perfeccionó el Imperio Romano,
comenta el politólogo del barrio.
También
Goya nos mostró cómo resolvían los problemas en aquel tiempo, ¡a
garrotazos!, mientras ahora no vuelva esta moda vintage, indica
la sobrina de la peluquera.
No
sean revolucionarios, que en todos los países civilizados ha habido
siempre golpes de garrote, dice la cuñada del dentista.
Pero
fue en Francia, paladina de las nuevas tendencias, donde se inventó
el refinamiento de la guillotina, pero siempre bajo el imperio de la
ley, explica la fiscal del barrio.
Y
no olviden las nuevas tendencias en tecnología y ciencia con las
cámaras de gas, la silla eléctrica, la inyección letal, los
internamientos psiquiátricos para disidentes, etc., dice la nieta
del anarquista.
Pero
todo lo que está de moda, pasa de moda, como decía Coco Chanel, y
ahora parece que vuelve la moda vintage de la decapitación,
comenta el poeta romántico del barrio.
Mi
madre, la pobre, hubiera querido estrangular a más de un novio, pero
no lo hizo, apunta la hija de la bibliotecaria.
Esto
parece “Luces de Bohemia”, el esperpento de Valle-Inclán, o "El verdugo", de Berlanga, dice
la librera del barrio.
¡Un
cortado, pero que sea de café solo y no corte!, exclama el
humorista.
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