Un grupo de turistas entra en el bar. Son hispanistas, profesores, dice la guía turística.
Pasen, pasen, aquí cabemos todos, invita la dueña del bar.
¡Cuantos más seremos, más reiremos!, saluda el humorista.
Pablo Iglesias declina la invitación a la recepción de la Fiesta Nacional, anuncia en un titular el diario “El País” con motivo del 12 de Octubre, “Día de la Hispanidad", comenta el politólogo del barrio. Y además, en este artículo, cuentan la odisea de la "invitación al politólogo" Pablo Iglesias, que al parecer no le llegó por vía directa, ¡y llaman politólogo al de Podemos, como a un servidor!, exclama con sorpresa el politólogo del barrio.
Dicen que la cabra legionaria, de un año de edad, se llama Pablo, ¿no será un sentido homenaje al politólogo Iglesias?, pregunta la hermana del informático.
El informativo de la mañana de la emisora católico-fraternal la COPE, después del insulto diario a los que no comulgan con ella (catalanistas, vascos nacionalistas, Podemos, Ada Colau, entre otros), hace también un homenaje a la cabra legionaria, de un año (¿será cabrito, no?), Pablo, mientras se ríen de los tontos y cretinos que no celebran el "Día de la Hispanidad" y dan consejos amables a Albert Rivera, de Ciudadanos, la nueva marca blanca de España, para que no haga caso de "los pelotas del diario "El País" y otros" que le rondan, explica el pitagórico del barrio.
Católica y fraternal, sí, señor, cada día me despierto escuchando sus palabras de esperanza y orgullo nacional, dice la cuñada del dentista, apasionada. ¡Y qué quiere, no vamos a ser complacientes con esos ateos e incendiarios nacionalistas, faltaría más!, exclama la cuñada.
Pasen, pasen, aquí cabemos todos, invita la dueña del bar.
¡Cuantos más seremos, más reiremos!, saluda el humorista.
Pablo Iglesias declina la invitación a la recepción de la Fiesta Nacional, anuncia en un titular el diario “El País” con motivo del 12 de Octubre, “Día de la Hispanidad", comenta el politólogo del barrio. Y además, en este artículo, cuentan la odisea de la "invitación al politólogo" Pablo Iglesias, que al parecer no le llegó por vía directa, ¡y llaman politólogo al de Podemos, como a un servidor!, exclama con sorpresa el politólogo del barrio.
Dicen que la cabra legionaria, de un año de edad, se llama Pablo, ¿no será un sentido homenaje al politólogo Iglesias?, pregunta la hermana del informático.
El informativo de la mañana de la emisora católico-fraternal la COPE, después del insulto diario a los que no comulgan con ella (catalanistas, vascos nacionalistas, Podemos, Ada Colau, entre otros), hace también un homenaje a la cabra legionaria, de un año (¿será cabrito, no?), Pablo, mientras se ríen de los tontos y cretinos que no celebran el "Día de la Hispanidad" y dan consejos amables a Albert Rivera, de Ciudadanos, la nueva marca blanca de España, para que no haga caso de "los pelotas del diario "El País" y otros" que le rondan, explica el pitagórico del barrio.
Católica y fraternal, sí, señor, cada día me despierto escuchando sus palabras de esperanza y orgullo nacional, dice la cuñada del dentista, apasionada. ¡Y qué quiere, no vamos a ser complacientes con esos ateos e incendiarios nacionalistas, faltaría más!, exclama la cuñada.
En
Rusia somos nacionalistas y politólogos, pero de otro modo, no como aquí, dice un hispanista ruso.
En
nuestro país de países, EE.UU, no tenemos complejos y somos más politólogos y nacionalistas que nadie, incluso en el lavabo, o.k., pero también somos tan internacionales como nuestro idioma (con acento norteamericano), nacionalistas internacionales, abiertos a cualquier
globalización de las fiestas, dice la hispanista de Alabama.
Nosotros
lo hemos sido y lo somos, aunque lo disimulamos por culpa del pasado,
dice otro hispanista, alemán.
Nosotros no lo somos, opina uno londinense. Hemos sido colonialistas, yes, pero no nacionalistas, y hemos sabido rectificar a tiempo, pregúntenle a Gandhi y a los escoceses.
Nosotros igual, nada de colonialismos, dice un hispanista francés, y continuamos hablando con total normalidad nuestro idioma con los politólogos africanos de las viejas colonias, sin problemas de entendimiento, como nuestros Stendhal y Balzac, que eran muy viajeros.
Yo
no soy nacionalista, dice un cliente nuevo que acaba de entrar, pero sí creo, añade, que
debemos y es justo celebrar algunas fiestas nacionales que nos unen y
hermanan más, aunque seamos de lugares distintos. Nuestras fiestas
de la Hispanidad deben unirnos, no separarnos.
Yo
no soy turista ni nacionalista, responde un vecino de Badalona, pero sí
que seré independentista aquí y allá, donde sea, mientras unos
dirijan la hermandad de las fiestas más que otros. No todos hemos escogido
libremente esa hermandad y su administración de las fiestas.
Nuestras
fiestas son otras, más nacionales e históricas, y deberíamos
celebrarlas con plena satisfacción y concordia, con la mano abierta
al que es diferente, ¡o imputarlo si se pone tonto!, explica la fiscal del barrio.
La
hermandad debe crearse libremente y no por imposición, responde la
sobrina de la peluquera.
Todos,
en principio, parecen estar de acuerdo en celebrar las fiestas,
comenta el pitagórico del barrio. Pero cada uno quiere celebrar sus
propias fiestas. Como la Corona y el politólogo Pablo Iglesias, cada uno por su lado.
Pero
unos tienen sus fiestas más arraigadas, con más fundamento
histórico y jurídico, y los otros no, aunque éstos también celebren sus
fiestas y las llamen nacionales a su modo, pero sin ser sólidas y
unánimes como las otras fiestas nacionales, explica el politólogo del barrio.
Usted
lo ha dicho: unas fiestas que parecen furtivas y clandestinas al
lado de la oficiales anunciadas a bombo y platillo militares, contesta la hija de la bibliotecaria, cuya madre tiene un novio que
toca el tambor, no sólo los tambores de orquesta, dice, haciendo un
gesto provocador.
Tambor, un programa radiofónico de cuentos para niños, en Radio Barcelona, recuerda la librera del barrio.
¡El tambor del Bruch!, esta mañana declaran los imputados president, vicepresidenta y la consellera de la Generalitat, y hay una manifestación esta tarde en la Plaça Sant Jaume, salta y dice la sobrina de la peluquera.
¡Viva la cabra, digo, el tambor de la cabra, no se reirán de nuestros tambores, que son fijos y profesionales, no como los aficionados y eventuales de la mili de antes!, exclama la cuñada del dentista.
¡A ver quién se atreve a tocar ese tambor subversivo, serán cuatro gatos y el portero!, advierte la fiscal del barrio.
¡Viva la cabra, digo, el tambor de la cabra, no se reirán de nuestros tambores, que son fijos y profesionales, no como los aficionados y eventuales de la mili de antes!, exclama la cuñada del dentista.
¡A ver quién se atreve a tocar ese tambor subversivo, serán cuatro gatos y el portero!, advierte la fiscal del barrio.
Es
mejor no tener ninguna fiesta oficial ni tambores nacionales, decía mi abuelo, indica la nieta del anarquista.
Tienes razón, niña, pero siempre que uno no quiera imponerme sus tambores y quitarme los míos, contesta el pitagórico del barrio.
Tienes razón, niña, pero siempre que uno no quiera imponerme sus tambores y quitarme los míos, contesta el pitagórico del barrio.
Es
lo que yo decía, las fiestas deberían unirnos más y así
aprenderíamos a celebrarlas juntos, a toque de tambor, como la fiesta taurina, apunta
el humorista.
¡De
taurina, nada, que ya tenemos "correbous" y "gralles!, no tambores, responde la hermana del
informático.
Veo
que tenemos un problema de fiestas, toros, bueyes, cabras y tambores, apunta el
periodista del barrio.
Y
de jurisdicción festiva, no lo olvide, señor periodista, jurisdicción
festiva constitucional, advierte la fiscal del barrio.
¡Ah,
si es constitucional, punto en boca, y marchando cerveza del país,
digo, constituida aquí y constitucional allá!, dice la dueña del
bar, haciéndose un lío constitucional con la denominación de origen de la cerveza.
Los hispanistas, antes de despedirse, comentan que no han entendido muy bien de qué hablaban los clientes habituales del bar. Serán nuevos términos, mezcla de anglicismo, galicismo, castellano, lengua trovadoresca y variantes occitanas, le comenta el hispanista alemán a la guía turística, que es de Qatar, como el ¡Barça, y olé!, nos dice cantando antes de despedirse y salir del bar.
¡Creo que uno, el alemán o el ruso, se ha ido sin pagar!, comenta el humorista a la dueña del bar, bromeando.
¡No hable mal de los turistas, que son nuestro pan de cada día!, advierte la dueña del bar.
Yo no entro ni salgo en ese negocio, contesta el poeta romántico del barrio.
¡Ni yo!, añade la nieta del anarquista.
Los hispanistas, antes de despedirse, comentan que no han entendido muy bien de qué hablaban los clientes habituales del bar. Serán nuevos términos, mezcla de anglicismo, galicismo, castellano, lengua trovadoresca y variantes occitanas, le comenta el hispanista alemán a la guía turística, que es de Qatar, como el ¡Barça, y olé!, nos dice cantando antes de despedirse y salir del bar.
¡Creo que uno, el alemán o el ruso, se ha ido sin pagar!, comenta el humorista a la dueña del bar, bromeando.
¡No hable mal de los turistas, que son nuestro pan de cada día!, advierte la dueña del bar.
Yo no entro ni salgo en ese negocio, contesta el poeta romántico del barrio.
¡Ni yo!, añade la nieta del anarquista.
"Urnas
y democracia imputadas", dicen unos. "Ellos se lo han buscado",
dicen otros. "¿Hay que cumplir aún las leyes franquistas y otras de hogaño parecidas a las de antaño?", preguntan
otros, más barrocos. Democracia, legalidad, legitimidad y la ley del embudo, comenta el politólogo del barrio, que no se llama Pablo, ni Pablos, el buscón.
16 comentarios:
charlotada.
(De Charlot, apodo del torero bufo Carmelo Tusquellas, que en su vestido y actitudes remedaba al actor cinematográfico Charlot).
1. f. Festejo taurino bufo.
2. f. Actuación pública, colectiva, grotesca o ridícula.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Ataviado y maquillado como Chaplin, Carmelo Tusquellas debutó como torero bufo en la plaza de toros de las Arenas el 22 de mayo de 1916 consiguiendo un notable éxito. En esa fecha, la plaza ya estaba en pleno rendimiento ya que había sido inaugurada en 1900 para dar cabida a un mayor número de aficionados de los que podía acoger la antigua plaza del Torín. Un mes después, en junio de 1916, repitió actuación en la madrileña Plaza de Tetuán acompañado de Rafael Dutrús Zamora (apodado “Llapiserra”) y José Colomer (conocido como “el Botones”). Ambos estrellas del toreo cómico y acompañantes habituales de “Charlot torero” gracias al empresario Eduardo Pagès.
El tambor del Bruch.
La importancia de las batallas del Bruch es que rompieron con el mito de la imbatibilidad del ejército de Napoleón.
El Diario de Manresa del 26 de septiembre de 1808 explica los hechos de una manera ("sólo con sus propias fuerzas, sin caballería, artillería ni jefe militar que los dirigiese... ") que sería el embrión de la creación de la leyenda respecto a la lucha de un pueblo desarmado frente al gran ejército invasor. Ya en 1809 el historiador Cabanes escribe sobre un muchacho de Sampedor erigido en general en jefe y posteriormente se dijo que era Isidre Lluçà i Casanoves, que utilizaba un tambor de las cofradías.
"«Cabe señalar que en Barcelona predican la virtud más pura, el beneficio general y que a la vez quieren tener un privilegio: una contradicción divertida. El caso de los catalanes me parece el caso de los maestro de forja franceses. Estos señores quieren leyes justas, a excepción de la ley de aduana, que se debe hacer a su gusto. Los catalanes piden que todo español que hace uso de telas de algodón pague cuatro francos al año, por el solo hecho de existir Cataluña. Por ejemplo, es necesario que el español de Granada, de La Coruña o de Málaga no compre los productos británicos de algodón, que son excelentes y que cuestan un franco la unidad, pero que utilice los productos de algodón de Cataluña, muy inferiores, y que cuestan tres francos la unidad. Con esta excepción, esta gente son de fondo republicano y grandes admiradores del Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau. Dicen amar lo que es útil y odiar la injusticia que beneficia a unos pocos. Es decir, están hartos de los privilegios de una clase noble que no tienen, pero quieren seguir disfrutando de los privilegios comerciales que con su influencia lograron extorsionar hace tiempo a la monarquía absoluta. Los catalanes son liberales como el poeta Alfieri, que era conde y detestaba los reyes, pero consideraba sagrados los privilegios de la nobleza.»
Stendhal, "Memorias de un turista" (1838)
¡Toma del frasco, Carrasco!
Stendhal estaba de paso y tuvo la desgracia de ir a parar a un figón, venta o casa de huéspedes para botiflers, patrocinada por la amante del Olivares, conde duque del Olivar de los Olivos que no tienen olivas o...
¿No decían que era el rey Arturo? ¡Anda valiente, chúpate ésa!:
"Artur Mas deberá rendir cuentas ante el TSJ de Cataluña por la consulta independentista
El presidente en funciones de la Generalitat deberá declarar el próximo 15 de octubre en calidad de imputado. También están imputadas Joana Ortega e Irene Rigau." (elconfidencial.com)
"Las dos Españas, una embiste, y la otra duerme y calla".
Demà, 13 octubre, manifestació a favor de la llibertat. Plaça Sant Jaume, 19.30 h.
"Colau i els líders sindicals assistiran a la protesta contra la imputació de Mas, Ortega i Rigau pel 9-N. Joan Rigol també participarà en l'acte que se celebrarà a les 19:30 hores a la plaça de Sant Jaume de Barcelona" (elpunt.avui.cat)
Traidores todos, pandilla de corruptos.
Marca Blanca.
La conocida como marca blanca, correctamente llamada marca del distribuidor o marca genérica o marca propia, es la marca perteneciente a una cadena de distribución (generalmente, híper o supermercado, pero también de gran distribución especializada) con la que se venden productos de distintos fabricantes. Las marcas blancas se han considerado tradicionalmente una estrategia B2C (abreviatura de Business-to-customer, «del negocio al cliente», en inglés). Además, las tiendas descuento apuestan por las marcas del distribuidor con una mejor relación calidad/precio.
¡Falsarios hasta y desde 1714!, como señalan algunos historiadores objetivos, que no van al pesebre.
¿A qué falsarios y pesebres se refieren, a los de aquí o a los de allá?
Denuncien, que es lo más sano para no morir envenenado.
Poderoso caballero es Don Dinero y la madre nación que te parió. Dicho sea sin discriminaciones. Sólo debería sentirse ofendido, no el exiliado, sino el exiliador que te exilió y te arrojó al mar o a la cuneta.
Digan lo que digan los indignados y esos sobiranistas y cuperos, la COPE es una emisora católica, sí, pero con agallas, y saben decir al pan, pan, y al vino, vino. Hablan con fina ironía del martirilogio en que los de aquí van a convertir la simple y obligada declaración de Artus Mas ante un juez. La ley es la ley para todos, faltaría más! Y lo mezclarán, para más inri, con el fusilamiento de Companys, sobre el que hoy y mañana santificarán, hablarán y no pararán las emisoras públicas catalanas.
Qué vergüenza y humillación hay que soportar, aquí te fusilan y encima se burlan de tu muerte. Es lo que tiene el odio, que tan bien dejaron atado y bien atado las leyes fundamentales de aquella dictadura, que colea aún en nuestras conciencias y subconsciencias. Habrán de pasar aún muchos años para que aprendamos a ser demócratas de verdad y no meros bocazas.
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