CARME RIERA, JUAN CRUZ, CRISTÓBAL COLÓN, TORRES VILLARROEL Y MIREIA BELMONTE

El politólogo del barrio pregunta en el bar: 
-¿Han leído la entrevista que el novelista y periodista Juan Cruz le hace a la escritora Carme Riera en el diario "El País" (6.9.14)?
-No, no, responde la dueña del bar. A ver, cuéntenos.
-Pues bien, explica el politólogo, además de hablar de un posible desastre político y del gregarismo aplicado a ciertas élites, echo de menos en la entrevista que no se mencione en ningún momento la cuestión de la consulta en sí, del derecho a decidir.
-Se habrán olvidado, o será un homenaje a La canción del olvido, memorable zarzuela que tanto gustaba a nuestros padres, dice la dueña del bar.

Acaba de entrar la cuñada del dentista y ya interviene diciendo que ella también ha leído la entrevista y considera, más que probado, que siempre hay mucho gregarismo y pesebrismo en la política catalana, esos individuos y grupos que sólo "cuchichean", como indica Juan Cruz en la entrevista, que no dicen nunca en voz alta lo que piensan, interesados en subirse al carro, en este caso, al carro catalanista que conduce directamente al pesebre, aunque a lo mejor, ojalá, añade la cuñada del dentista, se pegan antes un tortazo y el carro vencedor no será el soberanista catalán, sino el soberanista español y católico, una vez más. 

-Ud. siempre haciendo piña con los Reyes Católicos y los borbónicos!, responde la sobrina de la peluquera.
-Borboneando con burbujas, y a mucha honra!, responde la cuñada del dentista.
-Vigile con las burbujas achispadas, no le vaya a caer encima la censura del Instituto Cervantes, como a ese escritor, Sánchez Piñol!, contesta la sobrina de la peluquera.
-Otra pica en Flandes, las élites y "cuchichear" en las aulas. Ah, las élites, suspira la nieta del anarquista, sí, las élites y las conjuras del dinero público. Pero al margen de todo esto, el ciudadano corriente, el hombre de la calle, la mujer de la tienda, nuestro vecinos, ésos no van a ningún pesebre, no reciben prebendas, subvenciones o premios, y son ellos, precisamente, los motores, los miles y miles de actores principales de toda esta movida. No las élites.
-Sánchez-Camacho, la Cospedal, Montoro, Rosa Díez o el Rivera, no diría yo que "cuchichean", sino que gritan a los cuatro vientos el gran desastre que nos espera a todos si nos atrevemos a votar, comenta la hermana del informático.
-Raimon, duda. Nuria Amat escribe cartas desesperadas a George Orwell, airada. Carme Riera, pronostica infortunios, a la manera de Torres Villarroel, el Gran Piscátor..., esto se pone estupendo, resume la librera del barrio.

La consulta, señores, la consulta, y menos monsergas, replica la sobrina de la peluquera.
-Digan lo que digan, un servidor siempre escribirá sonetos dedicados a Carme Riera, como hacía el Rector de Vallfogona, ¿saben?, eminente sonetista, amén de sacerdote, explica el poeta romántico del barrio. (Por cierto, últimamente el cartero me devuelve todos los sonetos que le envío, indicando en el dorso del sobre: "Destinatario ausente").
-Qué antiguo es Ud., enviando cartas aún!, se ríe la hermana del informático. Mande los sonetos por el móvil o por email.
-Probaremos, querida, probaremos, qué remedio, asiente el poeta.
-Aquí no hay quien se entienda!, exclama el humorista del barrio. Unos dicen esto, otros dicen aquello. Si lo sé, no vengo, y me apunto a un monasterio budista, como Leonard Cohen, por lo menos hasta que pase el zafarrancho de combate, digo, la consulta.

-Dice mi abuelo que hubo un tiempo en que él y otros muchos soñaron y trabajaron para que el ciudadano tuviera un día el derecho a votar en cualquier lugar y circunstancia, fuera catalán, piel roja, esquimal o pigmeo, comenta la nieta del anarquista.
-Votemos, pues, querida!, y rememos en el bote hacia el nuevo mundo, navegando y nadando como Cristóbal Colón, digo, como Mireia Belmonte, nadadora olímpica, y de Badalona!, exclama finalmente el humorista del barrio.