miércoles, 15 de agosto de 2012

EL FORASTERO SILENCIOSO

 



Un forastero extraño pasó por el barrio hace unos semanas, sin decir nada, alquiló una habitación en la Pensión Ulises, desayunó y comió en el restaurante casero que está junto a la Pensión, sin decir nada, y por las calles fue repartiendo unas octavillas con este texto:

"Todas las palabras están muertas. Quienes hablan demasiado, dicen palabras muertas. Quienes hablan poco, también.
Todas las palabras están muertas en las bocas de todos.
Hablan y hablan, y no ven ni sienten que tienen la muerte en la boca.
Cuando todas las palabras están muertas".

Se fue una mañana, sin decir nada, pero dejó un papelito en la mesa del restaurante casero, debajo de un vaso, anunciando que volvería otro verano, con nuevas octavillas.

1 comentario:

comentarios en Facebook dijo...

A M Cinta Montagut Sancho, Jesús Alvarado Torres y 6 personas más les gusta esto.

Jose L Ferraz: Se ha abusado del contenido tácito de la palabra. Se ha ensalzado el continente vacío en perjuicio de las ideas, del contenido mágico, de la estética del sentido y la imaginación...