Viene el filósofo aguafiestas del barrio recreándose en la crisis nacional e internacional, y provoca a la dueña del bar con una pregunta: "¿Por qué Siria no es Libia?"
Ella responde enseguida que en Siria hay tanta sangre como en Libia, pero que habrá otros intereses para seguir prolongando el derramamiento de sangre de los sirios.
Pero, ¿sólo China y Rusia tienen intereses ocultos?, pregunta la sobrina de la peluquera. A los otros miembros de la ONU tampoco los veo tan entusiasmados con la intervención militar como se mostraron en el caso de Libia.
Unos casos están más claros que otros: hay dictadores que se lo han trabajado mejor que Gadafis, con más diplomacia, aunque no sabemos si también han hecho regalos tan millonarios a los mandatarios occidentales, comenta la nieta del anarquista. Por cierto, ¿han sido devueltos los regalos al pueblo libio, y ahora a quién beneficia más el petróleo?, pregunta a los presentes.
A más petróleo, más sangre, creo que es así y no hay que darle más vueltas, opina el informático del barrio, y...
Todo son intereses, le interrumpe la nieta del anarquista. No hay ninguna guerra que se haga por la libertad del pueblo. Las guerras, las muertes siempre las provocan determinados grupos de poder que no van nunca a la guerra, declarada o no declarada, pero hecha en nombre de la libertad, dicen y proclaman. Una libertad que es su libertad para seguir en el poder y sacrificar a los demás. "La sangre de los otros", decía Simone de Beauvoir.
Por eso los poderosos de todos los bandos fusilan a los desertores, dice la sobrina de la peluquera. Como hicieron con el padre de una amiga mía, que no quería participar en el juego de intereses de sus guerras, y, para humillarlo a él y a su familia, las autoridades comunicaron que el desertor fue ejecutado porque tenía miedo de matar y de morir por la patria, dice la sobrina de la peluquera.
Morir por la patria, vaya argumento, sí, pero siempre la muerte de los otros, el sacrificio de los demás, la sangre de los que no dicen nada y mueren callados!, exclama la dueña del bar.
A mí no me pillarán en este circo, señoras y señores, yo seré un emboscado, un payaso triste escondido en el bosque, cobarde si quieren, pero con los animales de verdad y no con los hombres bestias y crueles!, anuncia el humorista del barrio y pide otro café, esta vez descafeinado, le dice a la dueña del bar.
El suplente del cronista
1 comentario:
A Mery Sananes y Delfina Rosselló Lloveras les gusta esto.
Mery Sananes: A esta discusión del barrio no hay nada que quitarle ni agregarle, sólo diré que me siento muy honrada de pertenecer, aunque sea temporalmente, a él. Y algo más maravilloso, en este tópico todos estamos de acuerdo. Qué lástima que fuera deeste barrio tanta gente, como nosotros, siga sin entender y peleándose unos contra otros, mientras ese poder ominpotente, sin ideología, ni credo, nos sigue utilizando para todos sus fines. Y la masacre continúa.
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