Primero dicen que fue la caída de las estrellas, después el ocaso, la caída de los dioses, y más tarde la caída de los políticos. Desaparecidos los ídolos, sólo quedamos nosotros, los hombres corrientes, dice el farmacéutico al salir del bar. Más dura será la caída, el ocaso del hombre corriente, dice otro, bromeando. Y dejan unas preguntas al viento:
¿Por qué los Gobiernos y los Parlamentos, al acercarse el final de legislatura, corren por los pasillos y legislan a toda prisa lo que ellos mismos no han legislado antes, durante cuatro años, y que seguramente ya no podrán ejecutar? ¿Pretenden mejorar la situación presente, o empeorar la que vendrá, cuando ellos quizá ya no estén para gobernar y ejecutar lo que han hecho legislar corriendo, semanas, días antes de las próximas elecciones? ¿Tan ignorantes y despreciables nos consideran como ciudadanos, que legislan ahora lo que no han sabido legislar y cumplir durante los cuatro años anteriores? Pues eso, el ocaso, la caída de los dioses, las estrellas y los políticos, concluye el farmacéutico del barrio.
Pero la respuesta no está ni puede estar en el viento, como ya sabía el viejo coplero al decir que las palabras se las lleva el viento, añade un transeúnte que nos ha oído por la calle.
Nota
Aclarar que los gobiernos y los grupos parlamentarios ya no pueden legislar durante la campaña electoral, como indicaba el farmacéutico del barrio y trancribía el "Suplente del cronista", pero sí que pueden sacarse alguna carta o as de la manga, alguna norma de presidencia que les permita llevar a cabo lo que tiempo atrás no hicieron, como, por ejemplo, la emisión de bonos de la Generalitat, forma de recaudación para unos y beneficio para otros. De todos modos, pese a la confusión administrativo-burocrática, ya se entendía lo que el farmacéutico apuntaba y el Suplente transcribía: el oportunismo de algunas medidas al finalizar la legislatura o durante la campaña electoral, las falsas promesas.
Nota
Aclarar que los gobiernos y los grupos parlamentarios ya no pueden legislar durante la campaña electoral, como indicaba el farmacéutico del barrio y trancribía el "Suplente del cronista", pero sí que pueden sacarse alguna carta o as de la manga, alguna norma de presidencia que les permita llevar a cabo lo que tiempo atrás no hicieron, como, por ejemplo, la emisión de bonos de la Generalitat, forma de recaudación para unos y beneficio para otros. De todos modos, pese a la confusión administrativo-burocrática, ya se entendía lo que el farmacéutico apuntaba y el Suplente transcribía: el oportunismo de algunas medidas al finalizar la legislatura o durante la campaña electoral, las falsas promesas.
El becario del suplente del cronista
9 comentarios:
Un cero a la izquierda, los votantes, que son llamados cada cuatro años para escoger lo que no se cumplirá.
Decepcionado
De cualquier modo, mejor votar a uno de los mediocres que dejar paso a un dictador.
Pragmático
Entre dos males, hay que elegir siempre el menor, dicen. ¿Cuándo podremos elegir entre dos bienes?
Utópica
Los ciudadanos no somos ignorantes ni despreciables, pero debemos admitir que ultimamente nos limitamos a criticar, a quejarnos, pero no actuamos. Sólo protestas entre nosotros, sin ninguna acción contra los que tienen el poder, recordemos que la última huelga, tan cerca aún, no fue lo que podía haber sido, por lo tanto, menos quejarnos, actuemos más y seamos consecuentes en el voto, no demos pan a quien no tiene dientes o a los vampiros de siempre.
Harta del pasotismo político de los ciudadanos y del abuso de poder de los políticos.
Esperanza
Con todo, confiemos en la existencia de políticos honrados, de políticos que quieren servir al país, y no sólo servirse del país, de la bandera, del poder.
Votante
Deberían ser eliminadas las listas cerradas y saber a quién votamos. Sin líderes que monopolicen el voto. Contacto directo con los políticos y los electores.
Ciudadana
Aquí se cae todo menos la Sagrada Familia, que no se cae ni con la llegada del papa.
Esta mona de pascua resiste túneles y espectáculos papales.
salud
Francesc Cornadó
Para mi gusto, hay cosas peores que la Sagrada Familia. ¿Gaudí no es un genio? Dentro de la arquitectura gótica, neogótica y modernista, ¿hay algún arquitecto tan "visionario", tan "artista" como Gaudí?. Si él no es un genio, que pone a la arquitectura y el espacio patas arriba, ¿quién lo es? Verdaguer, Gaudí, Dalí, Miró, Tàpies, Casals, Mompou, J.V. Foix, Espriu, Brossa, Monserrat Caballé, etc., ¿no son grandes artistas catalanes y a la vez universales? Otra cosa es el debate sobre los elementos añadidos (las esculturas de Subirachs), que alteran la materia y el espíritu de la obra puramenre gaudiniana.
Gaudiniano
¿Catalunya prefiere a los mediocres? Menos mal que los turistas japoneses y ahora el Papa nos han hecho recapacitar y ya sabemos valorar la obra de Gaudí. Ahora en serio: el problema de Gaudí para muchos (catalanes o no), que lo aborrecen, es su religiosidad y ser un visionario, un maldito. En Francia, no lo duden, tendría un lugar de honor. Gaudí, como Verdaguer, siempre será un artista maldito en su tierra, un incomprendido. Aquí, los preferimos mediocres, artistas "normalitos".
Insurrecta
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