Para amenizar el baile con algo más que música, que dirían en el Siglo de las Luces
Algunos de los resultados más agradables se han obtenido ejerciendo la sabiduría y el ingenio sobre temas de poca importancia. Parece haber sido, en todas las épocas, orgullo del espíritu el demostrar cómo puede exaltar lo bajo y agrandar lo pequeño. No hablar de manera inadecuada de las cosas real y verdaderamente grandes, es no sólo tarea difícil sino desagradable; porque el autor se degrada a sus propios ojos al compararse con su tema, al que no puede esperar añadir nada de su imaginación: pero es un triunfo perpetuo de la fantasía expandir un asunto escaso, sacar ideas brillantes de propiedades obscuras y producir para el mundo un motivo de asombro al que la naturaleza contribuyó poco. A esta ambición, quizá, debamos las ranas de Homero, el mosquito y las abejas de Virgilio, la mariposa de Spencer, la sombra de Wouwero y el losange de Browne.*
Samuel Johnson, La vida de sir Thomas Browne
(Ed. Siruela, Madrid, 1994)
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Nota del Filósofo Autodidacta: losange (figura de rombo) de Browne. Aquí Samuel Johnson hace referencia a la obra de Thomas Browne titulada: "El Jardín de Ciro o el losange quincuncial o la plantación en red de los antiguos, artificiosamente, naturalmente,místicamente considerada", y en la cual trata de la práctica de la horticultura desde el bíblico Huerto Sagrado hasta los tiempos de Ciro el Persa: época en que se plantó por vez primera una planta en cada uno de los cuatro extremos de un rombo y una quinta en el centro. Manera de plantar que Browne, sin embargo, considera muy anterior y que ya fue "practicada por los sembradores de hortalizas antes del Diluvio" (S. Johnson).
El Filósofo Autodidacta, también llamado "el pedante de la taberna"
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